martes, 30 de junio de 2015

PREMIO HUGO DE NOVELA 1967. La luna es una cruel amante.


PREMIO HUGO DE NOVELA  1967. La luna es una cruel amante.

Robert Anson Heinlein (7 de julio de 1907 - 8 de mayo de 1988) fue un escritor estadounidense de ciencia ficción considerado por algunos críticos entre los tres mejores de todos los tiempos (junto con Isaac Asimov y Arthur C. Clarke).
Ganó cuatro premios Hugo por Estrella doble (1956), Tropas del espacio (1960), Forastero en tierra extraña (1962) y La Luna es una cruel amante (1967). Fue elegido en 1974 Gran Maestro por la Asociación de escritores de ciencia ficción y fantasía de Estados Unidos (SFWA), convirtiéndose así en el primer galardonado con esta distinción.
Habitualmente riguroso en cuanto a la base científica en sus historias, incluso sus historias de fantasía contienen una estructura científica lógica. Una de las características que definen su escritura fue el introducir en la temática de la ciencia ficción la administración, la política, la economía, la lingüística, la sociología y la genética. Fue también uno de los abanderados del individualismo, lo cual quedaba reflejado en la riqueza de los personajes (ejemplo claro es Lazarus Long), tanto en conocimientos, como en habilidades.
Otro de los temas recurrentes en este autor es cuestionar las costumbres contemporáneas, culturales, sociales y sexuales, describiendo sociedades con ideales bastante alejados de los de la sociedad occidental de su época. Estas ideas se reflejan en varios de sus libros, como en Forastero en tierra extraña o El número de la bestia (1980).
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LA LUNA ES UNA CRUEL AMANATE. 
La Luna, con el devenir del tiempo, se ha convertido en una singular colonia penal, en la que conviven los más recientes transportados con los descendientes ya libres, de los primeros penados. Sin embargo, la omnipotente Autoridad de Tierra, a través del Alcaide, sigue rigiendo con mano férrea sus destinos e imponiendo sus drásticas leyes.

En ese mundo tan distinto al nuestro, con otras concepciones acerca de la política, la amistad, el sexo, la vida, la muerte y el matrimonio, Manuel O`Kelly, descendiente de transportados, manco, poseedor de siete brazos especializados, descubrirá de pronto el germen de una rebelión que pretende oponerse al tiránico poder del planeta madre. Y descubrirá también la sorprendente personalidad de Mike, el ordenador central de Luna, una extraña máquina con un desconcertante sentido del humor, capaz de convertirse en el líder de una desesperada revolución vindicativa de unos derechos nunca reconocidos...
Fuente: Enrico Pugliatti.

lunes, 29 de junio de 2015

Cómo se hizo "Alicia en el país de las maravillas" Hemeroteca Literaria.




En homenaje al 150° aniversario de su publicación,se exhibe el manuscrito y los diarios del autor
Con motivo del 150° aniversario de uno de los cuentos más sugerentes de la historia de la literatura,Alicia en el país de las maravillas, la Morgan Library de Nueva York ha reunido el manuscrito original y los diarios de Lewis Carroll, entre otros objetos importantes, para reproducir la génesis de la aclamada obra.

Todo empezó una tarde del verano de 1864 en un bote por el río Támesis, sin lápiz ni papel, cuando Lewis Carroll y otro profesor de Oxford, Robinson Duckworth, se llevaron a Alice Liddell y a sus dos hermanas de pícnic.

"Las niñas pidieron que contara una historia. Él recordó años más tarde que, sin saber muy bien cómo, envió a su heroína a la madriguera del conejo y allí nació el país de las maravillas, en esa larga tarde", aseguró Carolyn Vega, comisaria de esta exposición que se inauguró el viernes y que durará hasta el 11 de octubre.

"Ellas pedían que contara el cuento una y otra vez. Y se convirtió en una popular adición en la tradición de cuentos para esa familia", añade, y tras ese verano, Alicia pidió a Carroll que pusiera negro sobre blanco ese maravilloso mundo.

Así, un relato oral fue convirtiéndose en ese "descontrol atravesado por la lógica", como explica la exposición, que acabó fascinando a generaciones por su manera de llenar de perverso subtexto el género de la literatura infantil.

La joya de la corona de la exposición son un manuscrito original de Alicia en el país de las maravillas, de setiembre de 1864, con las imágenes que el propio Lewis Carroll diseñó para su pequeña musa.

"Es un préstamo especial de la British Library", explica Vega. "Esto centra el escenario, acapara la atención. La historia de esta exposición es realmente la historia de la historia, la biografía de este libroincreíble", asegura.

A ello colaboran de manera inefable dos diarios del propio Lewis Carroll (de nombre original Charles Lutwidge Dodgson) de aquellos encuentros con las niñas que fueron levantando desde la improvisación un cuento con alma matemática, como su propio autor.

Cuidada edición

No fue hasta 1865 cuando el libro fue editado en condiciones. Con una historia ampliada respecto al manuscrito original y con las ahora legendarias ilustraciones de John Tenniel, que ayudaron a su vez a darle un perfil diferente al personaje.

"En algunas escenas, Lewis Carroll había pintado a una Alicia cabizbaja y pensativa. Tenniel creó una heroína que va siempre con la cabeza bien alta", explica Vega, quien reconoce que la exposición se ha ceñido a la creación literaria y no ha entrado en la ambigua y controvertida relación del escritor con la pequeña Alicia.

La exposición sí muestra algunas fotos de Alicia y sus hermanas, pero sobre todo recupera bosquejos o las ilustraciones originales de Tenniel, que impuso en el imaginario colectivo a ese conejo con prisa vestido de manera impecablemente "british", al Sombrerero Loco, al gato de Cheshire o a la despótica Reina de Corazones.

El sumo cuidado con el que luego Carroll supervisó la edición para que texto e imágenes se complementaran, así como "la aguda imaginación del escritor", hicieron, según Vega, el milagro de queAlicia en el país de las maravillas siga sonando a vanguardia siglo y medio después.

Influyente e inspirador

"Este libro ha calado en nuestra cultura de manera muy interesante, es difícil que pase un día sin que se cruce en tu camino una referencia a, por ejemplo, caerte por la madriguera del conejo", ejemplifica.

Además de la versión virtual y escuchable del libro o varias ediciones de distintos tamaños del mismo, la exposición recupera la primera versión cinematográfica del cuento, que data de 1903, y que antecedió a otras versiones como las realizadas por Walt Disney (que será proyectada en el marco de esta exhibición el 19 de julio) o Tim Burton y ha sido influencia para Wonderland, de Michael Winterbottom o incluso para la trilogía de Matrix.

En palabras de Vega: "Ha sido adaptada, reinterpretada miles de veces, especialmente desde el principio del siglo XX. No importa cómo llegaste a él, a través de la película, del ballet o cualquier referencia cultural. Es maravilloso que la historia está ahí presente, aunque sea con sus alteraciones. Todas ellas llevan a la gente al libro original".

Fuente: EFE

Premio Hammett de novela 2001 y XXXII Premio de Novela Ateneo de Sevilla.


Premio Hammett de novela 2001.

Andreu Martín, guionista de cómic y cine, está considerado como uno de los maestros de la novela negra española. Aficionado a la literatura de aventuras y al tebeo, durante el bachillerato empezó a escribir guiones de cómics, actividad que será su principal fuente de ingresos durante más de diez años. También siente interés por el teatro. En 1965, comienza a estudiar Psicología en Barcelona y se licencia en 1971. No ejerce la profesión, pero su obra demuestra en la construcción de los personajes y los argumentos el profundo conocimiento que el autor tiene del mundo de la locura y la obsesión.

Ha ganado varios premios de importancia: en 1979 ganó el premio Círculo del Crimen, con la novela `Prótesis`, en 1989 consiguió el Premio Nacional de Literatura Juvenil, ha ganado tres veces el Premio Hammet, concedido cada año durante la Semana Negra de Gijón por la Asociación Internacional de Escritores Policíacos a la mejor novela negra publicada originalmente en castellano en el año, y en 1992 ganó el Deutsche Krimi Preis, que es el premio a la mejor novela policíaca publicada en el año en Alemania. También ha obtenido el Premio Ateneo de Sevilla en 2000 con la novela `Bellísimas personas`, el premio «La sonrisa vertical» en 2001 con `Un diablo en el juego de rol`, el II Premio Alandar de Narrativa Juvenil de la editorial Edelvives, y en 2004 ganó —junto a Jaume Ribera— el Premio Brigada 21 a la mejor novela del año escrita en catalán, con `Amb els morts no s’hi juga`. En el año 2011 se le concedió el premio Carvalho en el marco de BCNegra y también el Sant Joan Unnim por la novela `Cabaret Pompeia`, ambientada en la Barcelona de la primera mitad del siglo XX.

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Mientras escribo esto, miro a Roger, que está dormido en la cuna y me pregunto qué sentiré cuando sea él quien me diga `A las seis y media estaré aquí` y pasen las siete, y las siete y media, y las ocho, y las ocho y media, y las nueve y media, y mi Roger, la madre que lo parió, que no llega. No puedo saberlo porque no lo he vivido, pero puedo imaginármelo.

Bellísimas personas es la historia de una escritura. La historia de Nuria Masclau. La historia de un libro de Nuria Masclau

-Este libro me tiene muy perturbada. ¿Sabes qué quiero decir? Taquicardia, malestar, angustia. No me imaginaba que escribir pudiera llegar a afectarme tanto.

En 1991, cuando Ramón Estévez, el mentiroso de Cornellá acaba de cumplir su condena, Nuria decide escribir una novela, una true crime.

Fuente:  Rosi43

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En Barcelona, a finales de 1978, a punto de ser abolida por fin la pena de muerte en España, secuestran al niño Daniel Cortés. Casi veinte años después, cuando Ramón Estévez, alias el “Mentiroso de Cornellá” acusado del secuestro –y que ya disfruta del régimen abierto–, acaba de cumplir su condena, una joven periodista decide investigar el suceso. Pero pronto aquella investigación aparentemente inofensiva se convertirá en un vertiginoso descenso a los infiernos, en busca de las verdaderas razones del criminal y de las más profundas raíces del crimen.
"Bellísimas personas" no es sólo un excelente "thriller" y un inquietante relato de intriga. Andreu Martín se adentra en la psicología del mal y de la violencia, y en las siempre difíciles relaciones entre los sentimientos, la ética y la justicia, para sorprendernos con una novela tan apasionante como aterradora, que obtuvo por unanimidad el XXXII Premio Ateneo de Sevilla.
Andreu Martín nació en Barcelona en 1949. Licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona, su labor creativa abarca la novela, el cómic, el teatro, la televisión y el cine.
Máximo representante de la novela policíaca en España, con Manuel Vázquez Montalbán, es también de los autores más populares entre el público juvenil: su serie del detective Flanagan, escrita con Jaume Ribera, se halla entre las novelas juveniles más vendidas.
En su amplia producción literaria –casi cuarenta obras en catalán o castellano– destacan "Aprende y calla" 1979, "Prótesis" 1980, en que se basó la película "Fanny Pelopaja", "Momento de difuntos" 1985, "El día menos pensado" 1986, "Barcelona connection" 1988, "Cuidados intensivos" 1990, "A martillazos, El rey de la navaja" 1992, "Jugar a matar" 1995, "Fantasmas cotidianos" 1996 o "Mentiras de verdad" 2000.
Merecedora de numerosos galardones nacionales e internacionales. Premio Nacional de Narrativa Infantil y Juvenil de 1989 con "No pidas sardinas fuera de temporada", en colaboración con Jaume Rivera|, su obra ha sido adaptada al cine por directores como Vicente Aranda o Imanol Uribe, y traducida al francés, italiano, portugués, alemán y holandés.
"Bellísimas personas" obtuvo el XXXII Premio de Novela Ateneo de Sevilla.
V Premio Ateneo Joven de Sevilla
Oscar Esquivias .

domingo, 28 de junio de 2015

Premio Herralde de novela 1994. PEDRO ZARRALUKI


Premio Herralde de novela 1994.
PEDRO ZARRALUKI nació en Barcelona en 1954. Ha escrito dos libros de relatos, Galería de enormidades y Retrato de familia con catástrofe y las novelas La noche del tramoyista, El responsable de las ranas, galardonada con el premio Ciudad de Barcelona y el premio El Ojo Crítico y La historia del silencio que se hizo merecedora del premio Herralde de Novela. Su obra ha sido traducida a siete idiomas.

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Novela: La historia del silencio.

Esta novela trata de otro libro que no llegó a ser escrito, y también de todo aquello que ocultamos a las personas que más seguras están de conocernos. Tras una bella ensoñación compartida, una pareja decide embarcarse en la preparación de un libro sobre el silencio. Emprenden el trabajo con desordenada pasión y no tardan en descubrir que el silencio aparece por todas partes: en el insomnio de Scott Fitzgerald, en la tribu de los mabaanes, en los escritos de Auden y en los experimentos de sir Robert Boyle, aunque revestido siempre por su impenetrable calidad de ausencia. Con el tiempo, sospecharán que cada persona se relaciona con sus propios silencios de una forma parecida a como lo hace con sus propias manos.
Fuente: Enrico Pugliatti.

(Fragmento de novela). La historia del silencio.
 Pedro Zarraluki

La historia del silencio
XII Premio Herralde de Novela, 1994

 Título original: La historia del silencio
Pedro Zarraluki, 1994

  A Concha
  Uno tomaba dos sonidos fuertes y hacía un silencio de ellos. Otro creó una profunda oscuridad con dos luces brillantes.

EDGAR ALLAN POE
Todos somos locos los unos de los otros.

LUIS VÉLEZ DE GUEVARA

 Este libro trata de cómo no llegó a escribirse otro libro que debería haberse titulado La historia del silencio. Aunque habitual, el fracaso es difícil de explicar. Hay personas admirables, capaces de realizar grandes esfuerzos, que consiguen llevar a término empresas que parecían disparatadas. No es nuestro caso, por desgracia. Hace algo más de dos años comenzamos una investigación tan exhaustiva como desordenada. El resultado no pudo ser más decepcionante. Lo que el lector sostiene entre sus manos no es el tratado con el que habíamos soñado, sino más bien la historia de una renuncia. El propósito inicial era a todas luces desmedido. Querer explicarse lo que sucede en aquellos instantes en los que no sucede nada, penetrar en el silencio —y en la quietud, la oscuridad y la ausencia, el pensamiento mismo—, aunque se intente sólo de una forma parcial y subjetiva, es una aspiración tan fuera de lugar que condena al naufragio a los más entusiastas —tampoco es nuestro caso, por desgracia— esfuerzos por conseguirlo. El nuestro fue un esfuerzo exhausto, valga la paradoja, aunque a pesar de todo es probable que tuviera cierto mérito. Debía de tenerlo, pues algunas personas creyeron en la idea y nos enviaron toneladas de información. Bastará como ejemplo de todo esto el de una amiga mundana y extremadamente locuaz —nuestra querida Olga—, que nos llamó un día para decirnos que había estado dos horas inmóvil sin abrir la boca en lo más desbocado de una fiesta, como callado y sincero homenaje a nuestra labor. Se lo agradecimos con toda la intensidad de que somos capaces, que es bastante. Pero su testimonio, con todo y ser heroico, no descubría ningún camino que no hubiéramos considerado. A aquellas alturas, llevábamos ya mucho tiempo estudiando las infinitas posibilidades que nos brindaba el silencio. A falta de mejores ideas, habíamos incluso estado una semana entera sin hablarnos, con la sola intención de comprobar si podíamos soportarnos sin pronunciar palabra. Fui yo el que rompió la estupidez de nuestro pacto, por distracción, aunque Irene sigue sospechando que lo hice en un rapto de impaciencia. Acababa de llegar de la calle y desparramé sobre la mesa de la cocina la compra del supermercado. Irene había puesto ya en el fuego una cacerola con agua para hervir la pasta. Entonces la miré con gran desolación —y con excesiva naturalidad para no ser algo premeditado, según ella— y le dije que no había comprado spaghetti. De aquella forma, en el mundo de nuestras muletillas privadas, no he comprado spaghetti pasó a significar que se renunciaba a algo por una especie de cansancio insuperable. Así, una vez que Irene llevaba ya cuatro días sin fumar, dijo no he comprado spaghetti y encendió un cigarrillo. Y yo lo dije en la cama, nada más despertarme, cuando decidí abandonar mi voluntarioso intento de acudir cada mañana al gimnasio. Y ambos, cuando apagamos el ordenador después de un fin de semana entero intentando ganarle al ajedrez, cuando dejamos de alimentarnos sólo de fruta los jueves, y todas las noches en las que llegaba François para darnos las clases de francés y a pesar de ello decidíamos ver una película en la televisión. A partir de aquel día aciago en que volvimos a hablar nos lamentamos cientos de veces de no haber comprado los famosos spaghetti, lo cual me lleva a pensar que nos pasamos la vida renunciando a cosas, especialmente a aquellas cuya realización depende sólo de nosotros.
Irene y yo hemos llegado a indigestarnos de silencio, pero hasta hace poco nos parecía normal que las cosas sonaran. No nos habíamos planteado la importancia que puede llegar a tener el sonido o su ausencia. Nuestro trabajo se originó a consecuencia de una rebelión del entorno. Irene colaboraba de forma esporádica —pero hasta aquel momento constante— con una editorial especializada en enciclopedias. Acababa de terminar unos fascículos que, con el título algo hitleriano de Mi único amigo, presentaban al lector las diferentes razas de perros. En aquel momento Irene era una gran especialista en canes, de la misma forma que, un año atrás, había sido la mayor entendida en experimentos para jóvenes estudiantes. Del índice de refracción a los terriers de Yorkshire, para empezar un nuevo proyecto que la haría olvidar todo lo que sabía de los anteriores. Irene alardeaba de que su saber era similar a la vida sexual de esas personas que se proclaman monógamas por temporadas. Lo que no podía prever Irene era que el último perro iba a significar también su última colaboración con la editorial. La llamaron para decirle que no tenían nada nuevo entre manos —lo que era falso, pues ella sabía que se estaba preparando una enciclopedia de los transportes y una colección de fascículos sobre civilizaciones desaparecidas—, y que buscara otro lugar donde colaborar porque ellos se disponían a encarar una inevitable reestructuración. En el mundo de los colaboradores independientes, cuando se te habla de una inevitable reestructuración quiere decirse que se ha decidido prescindir de ti. De forma que Irene se quedó sin trabajo, y aquel fue sólo el inicio de nuestras desdichas. Yo llevaba tres años escribiendo una novela y el resultado era, por decirlo de una forma despiadada, inferior a lo que tenía antes de empezar a escribir. Mi editor, que había comenzado llenándose de impaciencia, se había luego preocupado, y en aquel momento me miraba con decidida compasión cuando le anunciaba —cada vez más eufórico en el tono y más melancólico en la mirada— el inminente final de mis esfuerzos. Una cosa y otra nos habían llevado a un estado de quiebra financiera, si es que se puede quebrar lo que nunca ha tenido cuerpo y se ha limitado a fluir como un río, o como la vida y ese género de cosas inaprensibles. Así que Irene y yo nos encontramos una mañana desayunando en nuestra pequeña terraza a la sombra de los bambúes, y nos dimos cuenta de que podíamos seguir desayunando indefinidamente porque no teníamos nada mejor que hacer. Cuando ya llevábamos dos horas en aquella ocupación necesariamente limitada —resulta absurdo seguir desayunando cuando cae la noche—, decidimos quemar las naves y aprovechar la ocasión para hacer un viaje. Descartamos las primeras y espléndidas ideas por su elevado coste económico. Buscamos entonces lugares con nombres menos exóticos pero que resultaran más asequibles. Yo argumenté incluso, olvidando con quién hablaba, que la gran literatura nunca ha necesitado de costosos escenarios, y tampoco los buenos viajeros. Irene guardó un paciente silencio. Ella siempre había preferido El cuarteto de Alejandría al Diario de un cura rural, en una opción tan beligerante que no admitía la hipotética bondad de ambas propuestas. La literatura era, para Irene, una resonancia al otro lado de las montañas, y el personaje de las grandes novelas debía ser alguien que se hubiera perdido allí donde es tan difícil llegar. Fue entonces, mientras embadurnaba con mantequilla mi decimosexta tostada, cuando se me ocurrió pensar que La Rioja era una tierra que habíamos degustado infinitas veces a través de sus vinos. Nuestro estómago había acogido grandes dosis de fósforo, calcio y potasio del suelo riojano. Se podía decir que lo habíamos bebido en mil ocasiones, pero que nunca lo habíamos pisado. Propuse ir allí, a lo que Irene reaccionó con gran entusiasmo.

sábado, 27 de junio de 2015

Narraciones e historia en Centroamérica Una literatura en guerra Margarita Rojas G. para CAMPUS.


Narraciones e historia en Centroamérica
Una literatura en guerra
Margarita Rojas G. 
para CAMPUS
mmrojasg@ice.co.cr 

La narrativa centroamericana -novelas, cuentos y relatos- publicada durante los últimos seis años, marca aparentemente un cambio de rumbo: desde 2005 muestra un interés creciente en la historia, con acontecimientos localizados preferentemente en las décadas de 1950 o de 1970. 

El mapa literario contemporáneo está dominado por los escritores nacidos entre 1950 y 1964; entre estos la panameña CONSUELO TOMÁS, quien en 2009 ganó el premio nacional Ricardo Mirócon su primera novela, Lágrima de dragón, una narración sencilla, cuyos hechos transcurren en una ciudad frente al mar, que tuvo una importante inmigración desde China y una violenta epidemia que diezmó la población. El escenario principal es una ciudad cerrada, clausurada para sus habitantes, que contiene una cárcel para quienes desobedezcan las órdenes de la cuadrilla temible que controla la epidemia.

La mayor parte de los personajes, incluido el protagonista, es huérfano; no hay grupos familiares ni parejas; algunos son criminales y otros adictos, como el apodado Fantasma, que había sido investigador y profesor de historia y filosofía y luego vive en unas ruinas mendingando cigarrillos. El acontecimiento inicial es el encuentro de un niño con la muerte, materializada en un cadáver que se están terminando de comer unos buitres, “íngrimo en la mitad de su deceso” (13). A pesar de la sencillez narrativa, los acontecimientos narrados son trágicos, pertenecen al orden de las calamidades sociales; la conclusión del texto, años después de la epidemia, no mejora la perspectiva: ante una investigación posterior, que trata inútilmente de recuperar el archivo perdido o robado, los protagonistas callan la verdad, algunos mueren o se suicidan y otros, que han armado una vida nueva, prefieren no referirse a la tragedia. 

En el género de la literatura policial, en 2005 y 2009, aparecen dos novelas policiales que conjugan dos enfoques históricos: Mariposas negras para un asesino y El laberinto del verdugo, deJORGE MÉNDEZ LIMBRICK. Aunque la acción principal transcurre en el presente, en determinados momentos se retrocede temporalmente. En la primera, se inserta un relato narrado por un herbolario de la época del emperador romano Augusto, lo cual permite enlazar lo sucedido en un plan suprahistórico, que atraviesa las épocas desde la antigüedad hasta el presente: parece sugerirse que, así como existe una subciudad bajo la que todos vemos, a lo largo de los siglos ha habido una cofradía que actúa impunemente, hereda sus leyes y se mueve a través de los continentes.

En El laberinto del verdugo, el tiempo histórico se materializa en el archivo del país que cuida el nonagenario Gran Archivero de la Noche, exdelincuente adicto a la morfina y hábil restaurador de libros viejos. Este construyó un laberinto donde guarda la historia no oficial de Costa Rica, que se llama como la novela. El transcurrir del tiempo se marca por la vinculación de crímenes de jóvenes sucedidos desde inicios del siglo 20. Ante la inoperancia de la investigación policial, un periodista y el mismo archivero encuentran las claves en los viejos periódicos y archivos que resguarda el segundo de ellos. 

En 2005 se descubrió en Guatemala el Archivo de la policía, gracias a las explosiones del polvorín del Ejército y material bélico de la guerra interna (1960-1996). El polvorín estaba dentro de un hospital, parte de un complejo de edificios policíacos: alrededor de 80 millones de documentos, incluidos libros de actas de la década de 1890 y que se ocultaron hasta la firma de la paz en 1996.

RODRIGO REY ROSA se ocupó de este Archivo en la obra que tituló Material humano (2009), quien cuenta acerca del llamado Gabinete de identificación, que estaba oculto bajo montículos de tierra. Le permitieron ver solo las fichas de identidad policíacas anteriores a 1970.

Otro relato sobre el mismo hecho es 300 de RAFAEL CUEVAS MOLINA, estructurado en cuatro categorías de capítulos: los de las víctimas, que narran sus secuestros; seis en los que habla gente común que busca una explicación a lo sucedido. En “De la parte de los otros-otros” se agrupan fragmentos de anticomunistas, guatemaltecos exiliados en EE.UU. y gente rica. También participan los burócratas que trabajaban en los archivos y policías; se trata, en fin, de un intento de armar el mapa de todos los posibles participantes en la terrible represión de ese país durante casi toda la mitad del siglo 20.


De la historia de Guatemala entre 1940-1950 y el golpe contra el presidente Jacobo Arbenz por Castillo Armas se ocupa la novela La lluvia (2007) y el cuento “El hombre perro” (El tercer patio, 2007) de ADOLFO MÉNDEZ VIDES. En ambos relatos, la novela y la historia política se entremezcla con la historia familiar; en la novela, por ejemplo, el cambio de gobierno coincide con la muerte del padre del protagonista, Muñoz. Este forma parte de un complot urdido por el arzobispo y un empresario bananero gringo, quienes aprovechan su fama de supuesto sanador. Constreñido por esta falsa cualidad, Muñoz se agrega a la galería de traidores y dobles. La lluvia se contextualiza en la historia mundial y guatemalteca: revela hechos violentos, como uno del dictador Rafael Carrera; asimismo, se cuenta del entierro simbólico del dictador ruso Stalin (1953) realizado en Antigua: el alcalde encabeza la marcha por las calles con un ataúd relleno de libros. Muñoz y Stalin poseen la cara marcada por la viruela padecida de niños, y ambos estudiaron en un seminario. 

HORACIO CASTELLANOS MOYA publicó dos excelentes novelas que forman una trilogía con Donde no estén ustedes (2003): Tirana memoria (2008) y La sirvienta y el luchador (2011). Narran los acontecimientos sucedidos a una familia de clase media-alta salvadoreña inmersos en la historia política del país desde 1944 hasta 1980. Tirana memoria se concentra en la organización social surgida por varios abusos del dictadorMaximiliano Hernández Martínez, que gobernó entre 1931 y 1944: levantamiento militar, represión, huelga general de la sociedad civil y renuncia del general dictador. 

La historia de la familia Aragón se vuelve a recuperar en otro período álgido en La sirvienta y el luchador. Descendientes, militares y combatientes se entremezclan en un violento escenario. El luchador es el Vikingo, uno de los que secuestran al nieto del periodista, el militante comunista Roberto Castellanos y su esposa danesa Ane-tte, llamados en la novela Betico y Brita; la empleada es María Elena, quien lo identifica y lo sigue. El azar domina la cadena de hechos políticos y familiares entremezclados: los miembros de una misma familia se oponen por sus posiciones ideológicas y unos atentan contra otros sin saberlo. Se trata de una guerra que atraviesa todas las estructuras sociales, que no respeta espacios privados ni públicos, en uno de los años más cruentos de la guerra salvadoreña. La familia Aragón sirve de nudo alrededor del cual giran los hechos de las tres novelas y a partir del cual la escritura teje una compleja trama de relaciones secretas y de traiciones. Son cuarenta años novelados para tratar de descubrir en su imbricado tejido una historia, la de una violenta guerra sucia y el final de una familia.

En la mayor parte de los relatos estudiados el tiempo histórico se fragmenta en un mosaico narrativo; además, en casi todos, los personajes y los acontecimientos ficticios se mezclan con los hechos y los documentos históricos, sin ocultar la procedencia –la web, por ejemplo-. La referencia a épocas convulsas de la historia centroamericana delinea un mapa violento, de guerra: es la época de ruptura de las reglas que sostenían el equilibrio con lo cual sus propios gobiernos destruyeron las sociedades que les tocaba proteger.

LA POLÉMICA OCASIONADA POR KRAUZE SOBRE CARLOS FUENTES. María Teresa Colchero Garrido


LA POLÉMICA OCASIONADA POR KRAUZE SOBR CARLO FUENTES.
María Teresa Colchero Garrido.







En los últimos tiempos ha aparecido, más que antes, el nombre de
Garlos Fuentes en las páginas de los periódicos y revistas mexicanas.
En 1987 publica Fuentes el discurso novelesco Cristóbal Nonato,
obra que no tiene resonancia entre los críticos literarios; sin embargo,
a raíz de que Fuentes obtuvo el Premio Cervantes en España,
el que constituye el reconocimiento más importante en el
ámbito literario de la lengua castellana, sus dotes generan un especial
interés. Así en el número 139 de la revista Vuelta, aparecen
tres artículos sobre Gallos Fuentes: uno de Enrique Krauze intitulado
"La comedia mexicana de Carlos Fuentes" y otros dos dedicados
a Cristóbal Nonato de Adolfo Castañón y Julio Ortega.
Me parece sintomático el hecho de que el ejercicio literario de
la crítica en torno de la obra de Fuentes se revive de manera más
intensa cuando el escritor mexicano es galardonado con un premio,
yá sea de carácter nacional o internacional. Guando Fuentes logró
el Premio Nacional de Literatura en México (1984), los críticos
respondieron con una actitud, si no tan arremetedora como la de
hoy, sí dirigida en el mismo sentido. ("Carlos Fuentes el Novel-ísto",
en Siempre, enero de 1985).
De ningún modo quiero decir que el ejercicio crítico parezca negativo,
pero sugiero que debe ser más gradual y más constante,
menos oportunista y sobre todo, en algunos casos, no debe ser tan
descarnado, incurriendo en el subjetivismo obvio. Aunque me parece
loable que un historiador se aboque a la crítica literaria, el
hecho también es bastante significativo. ¿En qué estado se encuentra
la crítica literaria mexicana cuando en un mismo número de
163
Vuelta Krauze da el "Do de pecho" frente a los dos artículos tardíos
sobre Cristóbal Nonato?
Por otra parte, la técnica que Krauze ha utilizado para emitir
juicios de ninguna manera nos sorprende, ya que la h a practicado
otras veces. Esta técnica consiste, en gran parte, en la descontextualización-presentación
de citas seleccionadas de distintos trabajos de
Fuentes siguiendo una secuencia cronológica, en ocasiones fallidas,1
con el propósito de demostrar que los años no han provocado evolución
en el pensamiento de Fuentes; todo ello en contraste con el
super eficaz progreso alcanzado por ese otro pensamiento que un
día hizo semilla para las primeras obras de Fuentes.
Sin embargo, si hacemos una revisión de los ensayos dedicados
a la obra fuentiana y donde todos los esfuerzos iban dirigidos al
señalamiento de la calidad de la poética de Fuentes, ensayos que
por otra parte cubrieron en su momento la función de dar a conocer
y encumbrar la obra del mexicano. Baste recordar: "La
máscara y la tratnsparencia", prólogo de Octavio Paz a ía selección
de varios fragmentos de distintos relatos recogidos en Cuerpos
y ofrendas (1972); la reseña de Juan Goytisolo dedicada a Térra
Nostra (1975); el esudio de Emanuel Carballo en Protagonistas de
la literatura mexicana ,(1981).s
1
 Krauze parte del conocimiento de la Revista mexicana de literatura, dirigida
por Carballo y Fuentes en 1955, para entonces Fuentes ya había
publicado Los días enmascarados, cuya fecha es de 1954.
3Estos son algunos de los críticos:
Duran, Gloria: "La magia y las brujas en la obra de Garlos Fuentes"
García Gutiérrez, Georgina: Los disfraces en la obra mestiza de Carlos
Fuentes, El Colegio de México, México, 1981.
Pamies N. Alberto y Berry Deán L.: Carlos Fuentes y la dualidad integral
mexicana, Ediciones Universal, 1969.
Loveluck, Juan: Novelistas hispanoamericanos de hoy, Taurus, España,,
1976.
Boschi., Befuno y Calabrese, Liliana: Nostalgia en el futuro de la obra
de Carlos Fuentes, García Cambeiro editores. Argentina, 1974.
Gordon Wing, George: Some remarks on the literary criticism of Carlos
Fuentes,
Fell, Claude: "Mito y realidad en Carlos Fuentes", en Homenaje a
Carlos Fuentes.
López-Sanz, Jaime: "Carlos Fuentes: Zona sagrada".
Kerr, Lucille: "The Paradox of Power and Mystery: Carlos Fuentes,
Térra Nostra".
Goytisolo, Juan: Contemporary literary criticism. Vol. XX.
Contemporary Authors, Carlos Fuentes.
164
La existencia de pluralidad de criterios en torno de la obra de
Fuentes es constructiva, al mismo tiempo positiva, en última instancia
el fiel de la balanza se ha inclinado hacia Fuentes.
El gran desconcierto de los lectores en cuanto a la apreciación de
la poética de Fuentes por parte de los críticos surgirá a partir de
la publicación del artículo de Krauze, donde el historiador sostiene
una tesis de controversia ya que el valor de la obra de Fuentes se
coloca en entredicho después de la publicación del ensayo Tiempo
mexicano (1971). En el artículo de Krauze se percibe un claro
empeño por desacreditar lo hasta entonces considerado como valioso
por muchos otros autores que abordan la obra de Fuentes
antes y después de la negra fecha señalada.
Si bien es cierto que en Tiempo mexicano Fuentes no da espacio
al acontecimiento acaecido el jueves de Corpus de 1971, sin
embargo la "inconsecuencia" de la interpretación de los acontecimientos
políticos por parte del escritor se marca y está ligada, a mi
modo de ver, con la renuncia al cargo de embajador de México
en Francia en el año de 1976, cuando Fuentes se pronuncia en
contra del nombramiento del ex-presidente Díaz Ordaz como embajador
de México en España. De -ahí que la pregunta a fonnular
es: ¿por qué Fuentes repudia los acontecimientos de Tlatelolco
en 1968, y no denuncia los de Corpus de 1971?
La tarea literaria de Fuentes en los primeros años de la década
de los setenta no se limitó a la creación de Tiempo mexicano, pues
el primer capítulo de Térra Nostra data de los años 1968-1969,
publicado en la Revista de ía UNAM y en la Revista de Occidente,
respectivamente, con el título de "Carne, esferas, ojos grises
junto al Sena", reformado e integrado a Térra Nostra. Asimismo,
en 1972 aparecieron otros capítulos de Térra Nostra, esta vez
Contemporary Authors, New review seríes, Vol. 10.
Contemporary Literary Criticism.
Contemporary Literary criticism: "Fuentes is a modern mexican author".
Malva E., Filer: "A change of skin and sfiaping of a mexican time".
Leal,, Luis: "History and mith in the narrative of Carlos Fuentes".
Reeve, Richard: "Térra Nostra", V. de California.
Duran, Manuel: "Carlos Fuentes as an art critíc91
.
Janes, Regina: "Térra nostra", The Literary review.
Contemporary Literary Criticism, Vol. 13.
Genn H., Bell: "Térra Nostra" New Republic, V. 176, April 9, 1977,
p. 30.
"Térra Nostra, Paperback". The New York Times Review, october 16,
1972.
165
bajo el título de "Nowhere" en Cuerpos y ofrendas, cuyo prólogo
como antes he señalado fue escrito por Octavio Paz. Además en
aquellos años Fuentes también esbozó el ensayo Cervantes a la
crítica de la lectura, publicado en 1976.
En cuanto a la comparación que establece Krauze entre BalzaeFuentes
y que cierra con las líneas siguientes: "Los personajes
de Balzac sobreviven aún en la memoria literaria y popular europea,
pocos retienen en México a los de Fuentes", esta afirmación
es poco procedente. En primer lugar, ¿dónde están las estadísticas
que justifiquen tan contundente postulado?, y, en segundo,
pretender colocar en el mismo plano la obra del escritor francés
de principios del siglo XIX con la del contemporáneo* Fuentes tampoco
me parecen procedente. Si bien, Fuentes ha declarado la motivación
que le ha producido la lectura de La comedia humana, no
ha pretendido calcar la técnica balzaciana. Por otra parte, cuando
Fuentes se ha referido a su propia obra la ha inscrito dentro del
realismo simbólico.
El análisis de Krauze presenta dentro de una secuencia cronológica
observaciones sobre La muerte de Artemio Cruz, y posteriormente
trata por separado, dando la impresión de un deslizamiento
del tiempo, la publicación de Aura: "Tiempo antes de salir,
casado ya con la hermosa actriz Rita Macedo, Fuentes publicaba
una pequeña obra maestra sobre el tema de la tenacidad del amor
a través del tiempo: Aura".
Cabe recordar que tanto Aura como La muerte de Artemio Cruz
se publicaron en el mismo año, 1962. Los críticos han señalado
que el éxito de La muerte de Artemio Cruz restó importancia al
relato Aura, el que no por eso es objetable ya que es una de las
obras mejor logradas de Garlos Fuentes
También me parece muy atrevida la afirmación que hace Krauze
cuando dice: "En Agua quemada Fuentes no representa a nadie
más que a sí mismo.
El mismo Krauze utiliza el calificativo perfecto para referirse a lo
que él nombra cuatro cuentos, y que son más bien cuatro relatos
que ofrecen la posibilidad de leerse por separado pero que al
mismo tiempo conforman una estructura novelesca en su conjunto.
Luego Krauze nos dice: "el efímero paréntesis se cerró en los años
ochenta". Sin embargo, Agua quemada fue publicada en 1981.
A tenor de la crítica de Krauze se desprende que hay una ausencia
de conocimiento de la realidad mexicana, o por lo menos que
ésta no se refleja adecuadamente en la obra de Fuentes: "He krvows
166
so much about his country33
... No podía saber, como nosotros
sabemos, que Fuentes no sabe".
Krauze sustenta gran parte de su tesis en el hecho de que Fuentes
ha vivido siempre fuera de México, como si el distanciamiento
geográfico implicara una automática descalificación a la hora de
abordar cabalmente la realidad del propio país. La relación de
Fuentes con México nunca se ha truncado, asimismo sabemos muy
bien del distanciamiento de la realidad mexicana por parte de algunos
intelectuales con residencia perpetua en el país. Y en última
instancia ¿desde qué parámetro se puede exigir a determinado escritor
que se ajuste al tiempo y al espacio que deberán corresponderle?
De la misma manera señala Krauze la carencia o nula influencia
del maestro Alfonso Reyes en la Obra de Fuentes. Nos parece
que la tarea literaria de Carlos Fuentes responde a dos de las
exigencias máximas de Reyes: ficción e ideal estético.
148.206.53.230/revistasuam/dialectica/include/getdoc.php?id=363&article=382&mode=pdf

Premio Hugo de novela 1966.


Premio de novela HUGO, 1966.
Roger Zelazny, nacido el 1937-1995, es uno de los más celebrados escritores norteamericanos contemporáneos. Su surgimiento impetuoso en la década de 1960 se suele asociar con la difusión de la `new wave` en Estados Unidos, siendo, sin duda, uno de sus máximos exponentes.

En el transcurso de muy pocos años, su nombre se hizo merecedor de una enorme reputación en el terreno de la ciencia ficción, llegando a ganar dos Premios Hugo de novela consecutivos (el primero de ellos a `Tú, el inmortal`, compartido con `Dune`, de Frank Herbert). Sin embargo, la máxima popularidad le ha llegado en el campo de la fantasía, con el que muchas de sus novelas de ciencia ficción guardaban influencias marcadas y hacia el que su obra ha venido decantándose progresivamente. Su serie de `Ámbar` y demás libros de fantasía han sido auténticos bestsellers en los últimos años.

El autor ha publicado asimismo numerosos volúmenes de poesía a lo largo de su trayectoria.

***
(Fragmento de novela: Tú, el inmortal).
Al tratar de reconstruir los acontecimientos de los últimos seis meses, me doy cuenta ahora de que, mientras nosotros levantábamos muros de pasión en torno a nuestro octubre y la isla de Os, la Tierra había caído ya en manos de aquellos poderes aniquiladores de todos los Octubres. Dirigidas desde dentro y fuera, las fuerzas de la destrucción definitiva avanzaban ya, a paso de ganso, entre las ruinas. ~. Implacables, sin rostro, con los brazos en alto. Cort Myshtigo aterrizó en Port-au-Prince tras un viaje en el «Autobús Solar Nueve», que le trajo desde Titán junto con todo un cargamento de camisas y zapatos, ropa interior, calcetines, vinos variados, medicinas y las últimas grabaciones de la civilización. Hombre rico e influyente, ese periodista galáctico. Hasta dónde llegaba su riqueza, tardaríamos muchas semanas en descubrirlo; hasta qué punto era influyente, me enteré sólo hace cinco días.
Paseando entre los abandonados, olivares, abriéndonos camino por entre las ruinas de un castillo franco, o mezclando nuestras huellas con el rastro jeroglífico de las gaviotas, allí, en la arena húmeda de las playas de Kos, matábamos el tiempo mientras esperábamos un rescate que no podía llegar, que nunca, en realidad, debiéramos haber esperado.
El cabello de Cassandra es brillante y posee el color de los olivos de Katamara. Sus manos son suaves, sus dedos cortos, delicadamente ensamblados. Tiene los ojos muy negros. Sólo es unos diez centímetros más pequeña que yo, lo que confiere una gracia especial a su figura, teniendo en cuenta que yo paso del metro ochenta y cinco. Claro está que cualquier mujer resulta agraciada, distinguida y hermosa caminando a mi lado, puesto que yo no soy nada de eso: mi mejilla izquierda era por entonces un mapa de Africa pintado a todo color, por culpa de aquellas fungosidades que atrapé al contacto con una lona mohosa cuando volvía de desenterrar a Guggenheim para el viaje a Nueva York. Mi pelo se detiene a un dedo de las cejas, y mis ojos son desiguales (cuando quiero intimidar a las personas, les clavo la mirada utilizando el ojo derecho, azul y frío, reservando el otro, de color castaño, para las miradas «francas y honradas»). Además llevo una bota reforzada, debido a mi pierna derecha, más corta que su compañera.
Verdad es que Cassandra no necesita de contrastes. Es hermosa.
La encontré por casualidad, la perseguí desesperadamente, me casé con ella a la fuerza (esto último fue idea suya). En realidad, no era ése mi propósito, ni siquiera aquel día cuando atraqué mi caique en el puerto y la vi allí, tendida al sol como una sirena junto al plátano de Hipócrates, y decidí que la deseaba. Los kallikanzaroi nunca fuimos el tipo ideal para fundar familias. Cometí un error, una vez mas.
Era aquélla una mañana clara. Iniciábamos nuestro tercer mes de vida en común. Era también mi último día en Kos... debido a una llamada recibida la tarde anterior. Todo rezumaba aún la humedad de la lluvia nocturna, y nos hallábamos sentados en el patio, bebiendo café turco y comiendo naranjas. El día comenzaba a infiltrarse por el mundo. Soplaba una brisa intermitente, húmeda, que nos ponía la carne de gallina bajo la negra armadura del suéter y disipaba el vapor de las tazas de café.

viernes, 26 de junio de 2015

Carlos Fuentes y Octavio Paz, fraterna y creativa relación. Hemeroteca Literaria.


Carlos Fuentes y Octavio Paz, fraterna y creativa relación

Abierta ayer tras estar sellada por 19 años, la correspondencia que custodia la Universidad de Princeton detalla cómo vivieron su amistad dos brillantes intelectuales

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Según consta en las cartas clasificadas del autor de Aura que se mantuvieron selladas hasta el día de ayer en la Universidad de Princeton, cuando se cumplieron dos años de su fallecimiento, su relación con el Nobel de Literatura era incondicional, cálida, creativa y crítica a la vez. Para el poeta y autor de El laberinto de la soledad, la opinión del novelista mexicano era siempre indispensable
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PRINCETON, Nueva Jersey, 16 de mayo.- Una amistad incondicional, cálida, creativa y crítica a la vez, respetuosa, con humor y, sobre todo, fraternal. Así era la relación que unió a los escritores mexicanos Octavio Paz (1914-1998) y Carlos Fuentes (1928-2012), según ha quedado constancia en las más de 70 cartas, además de telegramas y postales, que el poeta le envió al novelista entre 1956 y 1982.
Abierta ayer por primera vez, tras permanecer sellada durante 19 años a petición de Fuentes, la correspondencia contenida en dos cajas (305 y 306) que custodia la Biblioteca Firestone de la Universidad de Princeton da detalles de cómo vivieron su amistad estos dos intelectuales, considerados los más importantes del siglo XX mexicano.
Paz y Fuentes, evidencian las largas misivas que el Nobel de Literatura le hacía llegar al autor de La región más transparente en el lugar del mundo donde se encontrara, siempre se necesitaron el uno al otro, les urgía saber qué estaban escribiendo, qué pensaban de cierto suceso político o social, a qué amigos veían, cómo estaban sus esposas; pero, principalmente, leerse, admirarse, porque esto los retroalimentaba.
Como los pensadores críticos y los creadores libres que eran, Paz y Fuentes reflexionaron sobre los temas políticos y sociales más importantes del momento, la pobreza, el autoritarismo, la violencia, los movimientos estudiantiles, Cuba, las guerrillas en Latinoamérica, los escritores en Hungría y los presos políticos mexicanos.
Pero siempre, aunque fuera en un párrafo, Paz le recordaba “la zona sagrada” de su amistad, cómo ésta los “iluminaba” a él y a su esposa Marie José, cómo lo deslumbraba su imaginación y vitalidad, le decía que conversar con él era como “aire fresco”, que leían y releían sus misivas, que se arrebataban sus obras para leerlas.
De manera ordenada, sin multitudes y bajo estricta vigilancia, únicamente dos personas pudieron consultar ayer las copias, no los originales, de la correspondencia contenida en las únicas dos cajas selladas, de las 180 que integran el archivo personal de Fuentes adquirido en 1995 por la casa de estudios estadunidense. Los momentos mágicos, poéticos, parecían romper el silencio de la pequeña sala de lectura.
La primera carta de Paz, de la correspondencia contenida en tres fólders en la Caja 306, está fechada en Nueva York el 16 de diciembre de 1956. En siete hojas escritas a mano, el autor de El laberinto de la soledad le agradece a Carlos el envío de unos ensayos y le dice que es “una persona de fiar”.
Nueva York, París, Nueva Dehli, Bombay, Gran Bretaña, Niza, la Ciudad de México y diversas urbes de Estados Unidos son los escenarios que Paz describe a su amigo, lo invita a que lo visite, desde donde le hace encargos, le pide que busque a personas, que traduzca tal o cual texto, que le envíe sus libros, colaboraciones.
La crítica estuvo presente desde la carta que le envía el 27 de febrero de 1957, en la que le da su opinión sobre el octavo número de la Revista Mexicana de Literatura, del que le reclama el poco espacio asignado al texto de Álvaro Mutis, que “es prometedor”, y le comenta cada uno de los artículos y secciones. Al final, se disculpa por la “aspereza y severidad” de sus juicios.
Pero sin duda es la década de los 60 de la pasada centuria cuando se percibe la consolidación de esta amistad. Y el clímax en cuanto a cercanía fue 1968, cuando Paz renunció como Embajador de México en la India en protesta por la represión estudiantil en Tlatelolco, cuando el poeta llegó a enviarle más de 20 cartas largas que se cruzaban con las de Fuentes, en ocasiones se escribían cada semana.
“Eres generoso como un príncipe afgano”, le dice Paz al agradecerle que uno de sus poemas aparezca como epígrafe en uno de los libros de Fuentes. Le tiene tal confianza que le cuenta sobre un juicio fallado a su favor en contra de Elena Garro, su primera esposa; se alegra con el nacimiento de su hijo Carlos; siempre mandó saludar primero a Rita Macedo, la primera esposa de Fuentes, y, con el paso del tiempo a Silvia Lemus, de la que los Paz también se hicieron amigos.
La última carta de Paz que se puede consultar en este archivo se la envía desde la Ciudad de México, el 27 de julio de 1982. En ella le recuerda que la amistad es como las plantas, “hay que regarla a diario”, que coinciden en lo esencial, que siempre decirse las diferencias es como “un agua milagrosa” y le reitera que tiene “muchísimas ganas” de hablar él.
El 68 y la revista añorada
Los movimientos juveniles que tuvieron lugar en 1968 en ciudades como París, Londres, Praga y México, entre otras, fueron un parte aguas para Octavio Paz y Carlos Fuentes, por lo que se convirtieron en el tema principal de sus cartas.
Largas disertaciones sobre el nuevo papel que deberían tener los jóvenes en la política, las nuevas reglas que deben guiar a la sociedad, lo que está pasando con los intelectuales de izquierda y, sobre todo, la nueva actitud que él debe asumir, tienen cabida en las misivas de Paz.
Según los comentarios del poeta, los dos amigos se preguntan si es conveniente regresar a México tras la represión a los estudiantes o si deben dar clases en universidades extranjeras; le pide consejo. Paz le deja en claro que deben estar unidos, que él no participará en donde no participe Fuentes.
Firman manifiestos en apoyo, se mandan recortes de periódico, se mantienen al tanto de las noticias, caminan juntos en ese ambiente de angustia. Paz le comparte su tristeza de irse de la India, le cuenta el 6 de octubre de 1968 que murieron en un accidente la hermana de Marie José, su esposo y su hijo, que tomarán un barco y rodearán África. No hay secretos.
El 68 también fue el año en que más urgió Paz para publicar una revista que venían ideando desde principios de esa década, una revista “creativa y crítica”, cuya confección debatieron largamente ambos y que tomó forma en Plural, que Paz dirigió en Excélsior de 1971 a 1976.
Paz detallaba, desde el 7 de noviembre de 1966, la forma en que la diseñarían, el número de secciones que tendría, que estaría dirigida por él, Fuentes y Tomás Segovia y el tipo de patrocinadores que debían buscar.
Leen Chac Mool como homenaje
Para evocar al escritor Carlos Fuentes, a dos años de su muerte, ocurrida el 15 de mayo de 2012, ayer se realizó la lectura del cuento Chac Mool, a cargo del escritor y director de teatro José Luis Ibáñez.
La lectura, en el Museo Tamayo Arte Contemporáneo, conmemoró los 60  años de la primera publicación del relato, y fue la única actividad oficial para recordar al autor de La región más transparente en su aniversario luctuoso.
Al encuentro asistió Silvia Lemus, viuda del novelista y ensayista; y editores y escritores como Hernán Lara Zavala, Guadalupe Loaeza y Marcelo Uribe, director de Ediciones Era. Pero acudieron pocos lectores, pues apenas se ocupó una tercera parte de las butacas del auditorio.
“El 11 de noviembre de 1954, el día de su cumpleaños número 26, aparece el primer libro de Carlos Fuentes: Los días enmascarados; dentro de la editorial Los presentes, de Juan José Arreola. El libro de relatos de Carlos Fuentes, inmerso en la ficción, es un espejo donde se reflejan acontecimientos de la humanidad”, expresó Lemus previo a la lectura de Ibáñez.
Recordó que el cuento es el primero de una serie de seis relatos breves que Fuentes publicó en la editorial de Arreola, quien buscaba promover a la generación de jóvenes escritores.
La narración usa la fantasía como ingrediente principal para referir a temas que luego fueron recurrentes en la literatura del autor de Aura como el pasado prehispánico, los iconos de la historia nacional y el entorno de la ciudad.
“Surge de la necesidad  de reinventarse después de que el mundo estaba devastado, y parte de este renacimiento es preciso que parta de la transformación literaria”, añadió.
En una fusión de realidad y ficción, el narrador del cuento toma como eje la muerte de Filiberto y la lectura de su diario para tejer otros sucesos que ocurren lo mismo en la Ciudad de México o Acapulco, que en el mercado de La Lagunilla y una casa porfiriana. Así el Chac Mool se ha convertido en una de las mayores referencias del relato breve de Fuentes; sobre todo por el uso de símbolos culturales como el de la estatuilla de piedra que le da título al cuento, la cual remite al mundo prehispánico.
Tras la lectura, Lemus precisó que la idea de llevar la biblioteca personal de Fuentes a la Universidad de Veracruz es una petición del mismo escritor que dejó dicha en su testamento, pero hasta que ella como heredera universal considere el momento idóneo. “Yo la tengo ahorita, y todavía no es el momento; será después”.
También rechazó hablar de la correspondencia entre Fuentes y Octavio Paz, resguardada en la Universidad de Princeton, con el argumento de que no conoce las cartas ni sabe su contenido.
“A Fuentes lo leen jóvenes”
Silvia Lemus, viuda del escritor fallecido hace dos años, recuerda las largas charlas con su marido y asegura que sus libros ya forman parte del canon mexicano.
A dos años de la desaparición del escritor Carlos Fuentes, su viuda, la escritora y periodista Silvia Lemus asegura que su obra ya forma parte del canon de la literatura mexicana, aunque lo más importante es que los jóvenes lo siguen buscando, por lo que sigue siendo un autor de larga duración.
“Estoy convencida que las futuras generaciones tendrán la oportunidad de nutrirse de su obra. Su vigencia en el mundo de las letras ya ha sido establecida por críticos y lectores. Y puedo asegurarle que sus libros se reimprimen constantemente y que su catálogo está más vivo que nunca. Siempre habremos de recordar a Carlos Fuentes; yo todo el tiempo.”
Pero sobre todo, recuerda al Fuentes fraternal y cariñoso. “Carlos era un gran conversador. Pasé la vida hablando con mi marido, y esa es una de las cosas que más anhelo; era muy divertido y cuando me invitaba a comer me hablaba como si me acabara de conocer, casi siempre conversaba sobre temas formidables, era formidable, un caballero fantástico y así lo sigue siendo en mis vivencias”, comenta a Excélsior.
¿Cuáles eran los mayores placeres de Fuentes, además de escribir?, se le pregunta. “Sobre todo, amaba la Ciudad de México, le gustaba caminar por sus calles y particularmente disfrutaba la avenida Insurgentes. Le gustaba mucho. Era algo muy cercano a lo que había conocido en su juventud, tal como lo dejó escrito en La región más transparente; le interesaba este despliegue de voces mexicanas en las calles, los cabarets, las fiestas. Sobre todo fue un crítico permanente y era muy estimulante lo que decía, lo que proponía. Fuentes quería mucho a México y a la ciudad; siempre estuvo alerta de todo lo que ocurría en el mundo también.”
“Además, gozaba mucho las firmas de libros. Muchas veces los autores firman rápido y quieren que todo termine, pero él podía quedarse horas con sus lectores, todo el tiempo se detenía a conversar sobre algún detalle, hacía referencias. Era muy divertido.”
¿Cuántas veces lo entrevistó como periodista? “Sólo en dos ocasiones. Una fue en 1972, en Nueva York, donde hablamos sobre la sociedad mexicana y política internacional, pero nunca la he vuelto a ver porque entonces trabajaba en Televisa y no pensábamos en pedir una copia. Ahora es distinto porque guardo todas las entrevistas. Y la segunda fue más reciente y la publiqué en mi libro Tratos y retratos.
Días después del fallecimiento del autor de La muerte de Artemio Cruz y Terra Nostra, el Gobierno del Distrito Federal decidió que le pondría el nombre de Carlos Fuentes al Museo de la Ciudad de México, ¿ha tenido noticias de aquella propuesta?, se le pregunta. “No me han comentado, ni me han consultado al respecto. Eso sucedió en otra etapa de la ciudad, cuando Marcelo Ebrard era Jefe de Gobierno, creo que iba a haber un debate y algunas personas opinarían, pero nunca he ido a indagar. Lo que sí ha sido muy bonito es la Pérgola Ixca Cienfuegos, inaugurada por los presidentes François Hollande y Enrique Peña Nieto.
¿Cuáles son los pendientes del legado de Carlos Fuentes? “En cuanto a libros póstumos está Pantallas de Plata, libro sobre cine que terminó con gran gusto; Los días de la vida, texto que habla sobre su infancia y su juventud; y su novela sobre el guerrillero Carlos Pizarro.
Además, este año se entregará el Premio Internacional Carlos Fuentes, para el cual habrá una convocatoria y se entregará el próximo 11 de noviembre. Hace dos años fue para Mario Vargas Llosa.
Carlos Fuentes escribió novelas como La región más transparente, Aura, Cambio de piel, La cabeza de la hidra, Gringo viejo, La silla del águila y Federico en su balcón; de cuentos como: Los días enmascarados, Cantar de ciegos yCarolina Grau; y de los ensayos La nueva novela hispanoamericanaValiente mundo nuevo y La gran novela latinoamericana.
Ahora yo quiero preguntarle algo, dice Silvia Lemus, con suma curiosidad: ¿Por qué le interesa Terra Nostra a una persona joven como usted, es un libro que en Europa ha sido bastante valorado y en México no tanto?,  “Es un libro que me sugirió Daniel Sada y que no ha dejado de sorprenderme.”

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INTRODUCCIÓN A BROWNING TRADUCIDO Por Armando Uribe Arce

  INTRODUCCIÓN A BROWNING TRADUCIDO Por Armando Uribe Arce El traductor de poesía es poeta; o, no resulta más que transcribidor de palabras,...

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