viernes, 26 de agosto de 2011

EFRÉN REBOLLEDO: POEMA ERÓTICO Y DOS INTERPRETACIONES.

DE LO ERÓTICO EN EFRÉN REBOLLEDO: UN POEMA, DOS INTERPRETACIONES.
ADEMÁS: NOTICIA DE LA SEMANA: BORGES EL ROLINGA MÁS CÉLEBRE DE LA LITERATURA.
Fotografía del poeta mexicano Efrén Rebolledo.


Cuando me leí los "Detectives salvajes" hace varios años, no pude de sorprenderme del poema de Efrén Rebolledo "El Vampiro". Acepto mi ignorancia y al principio pensé que el "astuto" de Bolaño había inventado  poema y poeta  en su novela. Pero, no, !el poeta existe! Y no solo existe sino que, es un gran poeta modernista mexicano. Ahora, el poema El Vampiro, es un poema hermoso, hermético, desconcertante y erótico. Su personaje en su novela le da una interpretación, válida y coherente. Sin embargo, hace poco me encontré otra interpretación bastante buena del poema en mención.
Aparte de cualesquiera de las interpretaciones que el lector le pueda dar, el poema es extraño, melancólico, sufrido y  posee un erotismo enfermizo que quizá es lo que me llama poderosamente la atención- no lo puedo negar-.En fin: Efrén Rebolledo, digno representante del Modernismo.

He aquí la primera interpretación del poema EL VAMPIRO:
¿EL VAMPIRO POEMA Efrén Rebolledo?


El vampiro
Ruedan tus rizos lóbregos y gruesos
por tus cándidas formas como un río,
y esparzo en su raudal crespo y sombrío
las rosas encendidas de mis besos.

En tanto que descojo los espesos
anillos, siento el roce leve y frío
de tu mano, y un largo calosfrío
me recorre y penetra hasta los huesos.

Tus pupilas caóticas y hurañas
destellan cuando escuchan el suspiro
que sale desgarrando mis entrañas,

y mientras yo agonizo, tú, sedienta,
finges un negro y pertinaz vampiro
que de mi ardiente sangre se sustenta.


Si me ayudan, por favor, este poema es algo confuso quisiera saber que es lo que se quiere decir el poema, que es lo que el poema dice 


Respuesta:
El poeta inicia describiendo a su amada: cabello largo, negro y ondulado que él besa con locura(esparzo en su raudal crespo y sombrío: quiere decir que el cabello es abundante y qué el lo besa:las rosas encendidas de mis besos: o sea que sus besos son ardientes )

Los espesos anillos: se refiere a los rizos del cabello que él toma entre sus manos y deshace ( descojo los espesos anillos)
Siento el roce leve y frío de tu mano y un largo calosfrío: quiere decir lo que es: cuando ella lo toca él se estremece.

Un poco crudo, pero ése es el estilo de Rebolledo. Sin embargo, fíjate que lo dice con mucha delicadeza. Pertenece a una corriente literaria en la que odiaban la vulgaridad: el Modernismo.

Tus pupilas caóticas y hurañas: que a veces lo ven y otras veces lo rehuyen
destellan cuando escuchan el suspiro: los ojos de la joven brillan cuando se dan cuenta de que su pareja está excitada.

Mientras yo agonizo: es decir, mientras él se descarga sexualmente,
tú, sedienta finges un negro..... : es decir, al joven se le figura que su amada es un vampiro que se alimenta de él. Alude a los vampiros de las leyendas que ,al morder a los hombres o alas mujeres,
los excitaban.

Fuente: Yahoo.com. Mejores respuestas.

La segunda interpretación está en LOS DETECTIVES SALVAJES DEL NOVELISTA ROBERTO BOLAÑO:

“8 de noviembre

he descubierto un poema maravilloso. De su autor, Efrén Rebolledo (1877-1929), nunca me dijeron nada en mis clases de literatura. Lo transcribo:

El vampiro
Ruedan tus rizos lóbregos y gruesos
por tus cándidas formas como un río,
y esparzo en su raudal, crespo y sombrío,
las rosas encendidas de mis besos.

En tanto que descojo los espesos
anillos, siento el roce leve y frío
de tu mano, y un largo calosfrío
me recorre y penetra hasta los huesos.

Tus pupilas caóticas y hurañas
destellan cuando escuchan el suspiro
que sale desgarrando las entrañas,

y mientras yo agonizo, tú sedienta,
finges un negro y pertinaz vampiro
que de mi sangre ardiente se sustenta.

La primera vez que lo leí (hace unas horas) no pude evitar encerrarme con llave en mi cuarto y proceder a masturbarme mientras lo recitaba una, dos, tres, hasta diez o quince veces, imaginando a Rosario, la camarera, a cuatro patas encima de mí, pidiéndome que le escribiera un poema para ese ser querido y añorado o rogándome que la clavara sobre la cama con mi verga ardiente.
Ya aliviado, he tenido ocasión de reflexionar sobre el poema.
El «raudal crespo y sombrío» no ofrece, creo, ninguna duda de interpretación. No sucede lo mismo con el primer verso de la segunda cuarteta: «en tanto que descojo los espesos anillos", que bien pudiera referirse al «raudal crespo y sombrío» uno a uno estirado o desenredado, pero en donde el verbo «descojer» tal vez oculte un significado distinto.
«Los espesos anillos» tampoco están muy claros. ¿Son los rizos del vello púbico, los rizos de la cabellera del vampiro o son diferentes entradas al cuerpo humano? En una palabra, ¿la está sodomizando? Creo que la lectura de Pierre Louys aún gravita en mi ánimo.

Fuente: Editorial Anagrama. Novela. Roberto Bolaño. Los Detectives Salvajes.

Datos biográficos:
Rebolledo, Efrén (1877-1929) 
Efrén Rebolledo (su nombre original fue Santiago Procopio) nació el 8 de julio de 1877 en el estado de Hidalgo. Estudió en el Instituto Científico y Literario de Pachuca y en la Escuela Nacional de Jurisprudencia en la que se recibió como abogado. Murió el 10 de diciembre de 1929.
El escritor
“Rebolledo –señala Benjamín Rocha- no puede, no quiere, no sabe ser un poeta descaradamente autobiográfico y su dolor -que, al fin humano, habrá de tenerlo en grado sumo- queda oculto tras la exquisita elegancia de su verso.”
La obra de Rebolledo se compone en lo poético por: Cuarzos (1902), Hilo de corales (1904), Estela y Joyeles (1907), Rimas japonesas (1907), Hojas de bambú (1910), Caro Victrix, Libro de loco amor (1916), Joyelero (1922); y en cuanto a prosa por: las novelas El enemigo (1900), Salamandra (1916), Saga de Sigrida la blonda (1922), Más allá de las nubes (1903), Nikko, El desencanto de Dulcinea (1916)y la obra de teatro El águila que cae (1916),
El diplomático
Dentro del Servicio Exterior Mexicano cumplió como tercer secretario de la legación mexicana para Centroamérica y cónsul de México en Guatemala (1901-1907), segundo y primer secretario de la legación de México en Tokio (1907-1912), encargado de negocios de México ante Japón (1912-1915), primer secretario de la legación mexicana en Noruega (1919-1922), consejero en Bruselas (1922-1924), jefe de protocolo y primer introductor de embajadores (1924), y embajador de México en Cuba (1924-1925), embajador en Chile (1925-1927).

¡Los lectores tienen la última palabra!
J. MÉNDEZ-LIMBRICK.

25 AGO 2011 07:34h

DEL EDITOR. http://www.larazon.com.ar/show/titulo_0_271200005.html

Borges, el rolinga más célebre de la literatura

PorHUMBERTO ACCIARRESSI

Se sabe que a Jorge Luis Borges no le gustaba Carlos Gardel, porque consideraba que había arruinado el tango, y que sentía aversión por Beethoven. También es verdad que el creador de El Aleph se reconocía “sordo musical”, aunque tenía muy buen oído para el sonido de las palabras. Cierta vez, Victoria Ocampo, en ese entonces con 74 años, hizo uno de sus habituales viajes a Londres. Y allí fue al primer concierto de los Beatles. Volvió deslumbrada. Bioy Casares y Borges estaban en la casa de Mar del Plata de la directora de “Sur”, cuando ella, entusiasmada, les hizo escuchar el primer Long Play del cuarteto de Liverpool. De allí, más las recomendaciones de sus sobrinos, nació el gusto de Borges por los Beatles y, por carácter transitivo, de los Rolling Stones. De ambos grupos tenía la discografía completa. No se sabe cuántos discos tenía de Pink Floyd, otro de sus grupos preferidos.


Pero uno de las anécdotas más sabrosas de estos gustos musicales de Borges se produjo en España, cuando el autor de Ficciones se encontró con Mick Jagger. El cantante de los Stones se acercó al escritor, se arrodilló ante él y le manifestó su admiración: “Maestro, yo lo admiro”. Borges, ciego y más acostumbrado a las obras que a las caras, le preguntó: “¿Y usted quién es?” Lo que sigue es magnífico: cuando Jagger le dijo quién era, Borges le respondió que él tenía gran admiración por los Rolling y por la vitalidad de su música. Mick, lector fanático del escritor, estaba sin aliento. Lamentablemente no quedan muchos más detalles de esa charla casual e histórica entre los dos genios.


Por otro lado, en lo referido a la pasión de Borges por Pink Floyd, su esposa María Kodama contó que en sus cumpleaños, en lugar del Happy Birthday, prefería que le cantaran algún tema de The Wall, editado por Roger Water and company en 1979. Incluso cuando Alan Parker la llevó al cine en 1982, Borges la vio en repetidas ocasiones y Kodama asegura que se sabía los diálogos de memoria. Cosas de Borges. 

viernes, 19 de agosto de 2011

LEOPOLDO LUGONES. Además: Noticia de la SEMANA: GUILLERMO CABRERA INFANTE.







Leopoldo Lugones nació en 1874 en la villa del Río Seco, de la provincia de Córdoba (República de Argentina) y murió en 1938.
Para algunos críticos, Lugones es el mayor de los poetas de la Argentina contemporánea, uno de los mayores de América Latina. Lugones fue un personaje contradictorio hasta su muerte.
Lepoldo Lugones  trabajó en el periodismo de su país. Colaboró hasta su muerte en La Nación de Buenos Aires. Fue director de La Montaña. Viajó en varias oportunidades por Europa: 1906, 191 y 1924.
Lugones fue premio Nacional de Literatura de Argentina en 1926, fue también director de la Biblioteca Nacional y la Biblioteca de Maestrtos.
En el campo político fue socialista, anarquista, fascista. En su juventud fue internacionalista a ultranza y en su ocaso nacionalista.
Para el año de 1936 defendió con entusiasmo el dogma de la Purísima Concepción y dos años después se suicidó.
Lugones fue un poeta hábil con la palabra y la retórica. Su modelo fue el escritor Víctor Hugo. Rubén Darío (nuestro gigante centroamericano) le llamó: " apolíneo hercúleo, pérsico, davídico".  Lugones fue portentoso en la fantasía y de metáforas gongorinas. "Lugones es un vigoroso temperamento poético; pero la retórica enfática y el desenfreno de la fantasía han maleado lastimosamente casi todas sus producciones". (Cejador).

De la producción Lugoniana me interesa  señalar El ángel de la sombra, la única novela que Lugones escribió en su vida, está ciertamente vinculada al romance oculto que mantenía con la joven de quien se había enamorado cuando tenía 52 años. La novela narra precisamente eso, e inserta en la narración alusiones anecdóticas e intertextuales a lo vivido cuya clave es muy fácil rastrear. Este texto anómalo dentro de la producción lugoniana, combinó de manera particular elementos sentimentales, ocultistas, fantásticos, cientificistas, tardomodernistas y de erotismo decadente, de ahí que su lectura, más allá de la mera curiosidad, pueda resultar notablemente productiva y sugerente para interrogarse por la colocación del escritor en el interior del campo literario" TedBrick.


Transcribo  los dos primeros capítulos de la novela: El ángel de la sombra:



I




Entre los asuntos de sobremesa que podía-mos tocar sin desentono a los postres de una co-mida elegante: la política, el salón de otoño y la inmortalidad del alma, habíamos preferido el úl-timo, bajo la impresión, muy viva en ese momen-to, de un suicidio sentimental.
Muchas personas deben recordar todavía aquel episodio que truncó una de nuestras más gloriosas carreras artísticas: el caso del malogra-do D. F., que al pie del nicho donde habían sepul-tado por la mañana una muchacha con la cual no se le conocía relaciones, se mató al anochecer de un balazo en el parietal. Lo que más interesaba a las señoras de nuestro grupo, era la singularidad de haber conservado D. F. en su mano izquierda, seguramente a modo de ofrenda póstuma, dos tu-lipanes rojos: extraño recuerdo cuyo sentido debía quedar para siempre incomprensible.
-Los símbolos del amor -había filosofado con sensatez uno de los comensales- no tienen importancia más que para los interesados. Aque-llas flores significaban, probablemente, bien poca cosa.
-¡Poca cosa el misterio de una vida, el secre-to de una tragedia...! -exclamó la más joven de las damas presentes.
-Misterio y secreto vulgarísimos, quizá... -¡Vulgar D. F., un artista de tanto espíritu!
-intervino a su vez la dueña de casa.
Y dirigiéndose a mí con encantadora vivacidad: -Defienda usted, Lugones, que como poeta lo hará mejor, el honor de su gremio ante este monumento de prosa.
El "monumento" era demasiado respetable por su parentesco con la dama y por su anciani-dad para no imponerme la evasiva de una sonri-sa silenciosa.
¡Cosas de artistas! -añadió, justificándola, con la tranquilidad satisfecha de una excelente digestión.
Entonces uno de los convidados, un caballero que habíanme presentado al entrar y en cuyo nombre no reparé, opinó suavemente:
-Morir de amor, nunca es vulgar...
Inútil añadir que obtuvo, al acto, el sufragio de las mujeres.
Pero advirtiendo, tal vez, que su afirmación era demasiado romántica, la atenuó con un poco de impertinencia psicológica:
-La gente incapaz de amar, que es la inmen-sa mayoría, desde luego, se caracteriza por dos creencias falsas: la vulgaridad del amor y el egoísmo de la mujer. Es infalible.
-Cuestión de experiencia -objetó un solte-rón elegante. -"Cada uno habla de la feria..." Y siendo así, me parece muy respetable el pesimis-mo de la mayoría.
 -Es que ahí falta la experiencia, precisa-mente. Tanto valdría la opinión de un millón de ciegos sobre la luz. En cambio, aquellos grandes videntes, que con los iniciados del mundo oculto, consideran los dos mayores obstáculos para al-canzar las puertas de oro de la inmortalidad, al orgullo en el hombre y al amor en la mujer. Por-que la mujer no ama sino en la eternidad: victo-riosa de la muerte y del olvido.
Aquellas señoras, inclinadas de seguro al ocultismo cuya literatura empezaba a difundirse en sociedad, concentraron visiblemente sobre el defensor su interés y su simpatía.
-Dolorosamente victoriosa -completó él con la desapasionada seguridad de una enseñanza.- Porque el verdadero amor encierra este imperati-vo terrible: podrá no...hallar correspondencia en la dicha, pero siempre la impondrá en el dolor. Y esto basta para explicarse por qué son tan esca-sos los seres dignos de amar.
-Y el poder de las lágrimas femeninas- concluyó irónico, el anciano caballero.
-Y el poder de las lágrimas femeninas en que tantas veces, señor, se desangra un alma asesinada.
El tono de aquel hombre mantenía su perfec-ta discreción. Y acaso por su misma naturalidad, comunicó a la frase un vigor extraño.
Su rostro de nítida palidez, sus ojos obscuros, no delataban la menor emoción. Pero al fijarme en ellos por primera vez, me sorprendió lo impe-netrable de su negrura.
Al propio tiempo, la joven dama exaltada, po-niendo en él los suyos, preguntó con el desenfado audaz que autorizaba su belleza:
-¿Jugaría usted su inmortalidad al amor o al orgullo...?
El interpelado frunció ligeramente las cejas.
-Carezco de orgullo -dijo -como no sea el nacional que oficialmente debo a la representa-ción de mi país. El orgullo personal es un error. Y si no temiera pasar por jactancioso, lo definiría como un estado de desconfianza en nosotros mis-mos, que concluye cuando ya no abrigamos nin-gún temor de morir.
-¿...Entonces...? -apoyó la interlocutora, insistiendo en su desafío.
-...Sólo queda el amor -aceptó el otro con lisura cortés. Pero la inmortalidad a que se refie-ren los maestros de la sabiduría, prosiguió, no es la bienaventuranza o la condenación de nuestros teólogos, sino el agotamiento de la necesidad que nos obliga a renacer y a morir otras tantas veces, mientras no logremos extinguir toda pasión.
Y para cortar, seguramente, aquel diálogo, generalizando la conversación, añadió con su mismo tono discreto, en el cual insinuábase, no obstante, una gravedad de advertencia:
-Porque en el amor está el secreto del infier-no. O para decirlo con lenguaje más feliz, el se-creto de Francesca. El infierno es la pasión insa-tisfecha que a la otra vida nos llevamos...
Todos habíamos callado alrededor de aquel original. Entonces, como él lo notara:
-Pero yo no soy -dijo riendo -un propa-gandista de la Doctrina Secreta. Recuerdo lo que afirman sus afiliados, y nada más. Sin contar, agregó, dirigiéndose a la dueña de casa, aquel Nocturno de Chopin que se nos había prometi-do...
Acabado el Nocturno, la conversación particu-larizóse en cuatro o cinco grupos.
En el mío, formado de hombres solamente, al-guien comentaba, con cierto despecho a mi enten-der, la provocativa insinuación del dilema de amor y orgullo que Clotilde Molina había plan-teado poco antes al "ocultista".
-¿Quién es? -aproveché para preguntar en voz baja a mi vecino.
-Un diplomático, embajador de no sé dónde.
En ese momento el hombre dirigíase a mí. Conocía algo de mi obra, por trascripción de re-vistas literarias, e invocaba la amistad común de José Juan Tablada y de Sanin Cano.
La verdad es que no me fue simpático; pero la cortesía mediante, dado su carácter de forastero mal conocedor de la ciudad por la noche, llevóme en su compañía hasta el hotel donde se alojaba.
-Seguramente va usted a extrañar mi pre-tensión -díjome de pronto, cuando estábamos a pocos pasos de la puerta. Pero le ruego que suba hasta mi aposento. Tengo que hacerle una comu-nicación de importancia; pues, no obstante mi propósito de permanecer algún tiempo acá, debo partir dentro de dos días.
Más, ante mi indecisión asaz displicente:
-Un mandato -afirmó con acento apre-miante y sordo. Y estrechándome confidencial-mente la mano:
-¡En nombre de Al-Aziz Bil'lah!
Vacilé como ante un abismo de misterio y de duda. Todo un mundo inmemorial, absurdo y trá-gico a la vez, pasó ante mí con este recuerdo:
¡Al-Aziz Bil'lah, el último Imán de los Asesi-nos!




II


Con todo, mi interlocutor debía resultar más sorprendente que su mensaje, por otra parte in-comunicable hasta hoy; aunque el lector habrá comprendido que se refiere a la famosa secta maldita del Oriente, sobre la cual dije todo cuan-to puedo publicar sin felonía, en la narración ti-tulada El puñal.
Empezaré, pues, a referir lo pertinente de la entrevista, desde que habiéndonos instalado en la habitación de mi interlocutor, éste me dijo:
-Aunque estuve, algunos años ha, designa-do en el Japón, que fue donde conocí a Tablada, el encargo que acabo de cumplir me lo dieron para usted en Londres. Vengo de allá directa-mente, acreditado también ante otros dos países limítrofes. Pensaba establecerme acá, pero una amenaza fatal acaba de intervenir en mi desti-no. Aquella señora de... -¿cómo es? -aquella hermosa mujer que se empeñaba en filosofar conmigo...
-¿Clotilde Molina?
-La misma -recordó con tranquilidad. Y luego, sin variar de tono:
-Esa dama se enamoraría de mí.
No pude reprimir un movimiento de disgusto ante tan cínica impertinencia. Pero él, compren-diéndolo:
-Cuando sepa usted quién soy –repuso- -verá que, además de imposible, eso no tiene para mí ninguna importancia. Sólo me propongo evi-tar una desgracia que puede ser irreparable. Por lo demás, convendrá usted en que mi fuga, deci-dida así, no resulta un acto de tenorio.
Permanecí, como es de suponer, impasible ante esa afirmación que no me interesaba discu-tir ni esclarecer.
-El interés de la historia que va a oír -ex-plicó él entonces- hállase para usted en su vin-culación con el mensaje que le he traído. No sé si usted llegará a entender por completo, ahora; aunque sabe muy bien que el destino de los seres contemporáneos, principalmente si son del mis-mo país y del mismo grupo social o profesional, suele hallarse ligado por antecedentes misterio-sos que el instinto revela bajo el nombre de sim-patía, o que armonizan desde la sombra ciertas entidades llamadas "ángeles de compasión". Pero lo que usted ignora, quizá, es que dichas criatu-ras encarnan a veces, o para ser amadas, y en-tonces truécanse en los "ángeles de adoración" cuyo tipo fue Beatriz, o para amar con amor hu-mano, bajo la noble designación de "ángeles de sacrificio". Y estos seres vienen siempre a la tie-rra bajo forma de mujer.
-De suerte -insinué- que los ángeles de la guarda...
-Provienen de una confusa generalización teológica. La vinculación humana de aquellos seres, no es común, y su encarnación constituye un caso extraordinario. Asimismo, no todas las mujeres son ángeles. Pero la condición angelical sólo existe en la mujer.
-Con lo que viene a ser exacta la interpreta-ción, teológicamente herética, de Boticelli.
-Sin duda, porque los ángeles no se hacen visibles sino en figura femenina.
"Ángeles o demonios", recordé, vulgarizan-do con desacierto.
-¡Triste lugar común! -refutó como apena-do. Hasta para el teólogo más feroz, todo demonio es, al fin, un ángel caído.
Su palidez hablase aclarado con una especie de lejano trasluz, mientras los ojos ahondában-sele, más sombríos que nunca. Sentí que en torno suyo formábase una como depresión aérea, o lento desnivel, que sin ser visible, tendía a atraerme con vaga impresión de vértigo. Y esta sensación fue tan nítida, que resistí, asiéndome instintivamente a los brazos del sillón.
Pero mi interlocutor distrájome a tiempo, agregando sin alterar la mesura de su tono:
-La concepción femenina del ángel, pertene-ce a la más pura alma de artista que haya existi-do nunca: es del beato Angélico, quien, segura-mente, "vio" en un éxtasis, lo que Sandro no haría más que imitar después.
Reaccionando entonces contra aquella situa-ción, tan absurda como el diálogo que la sugería, concluí no sin sarcasmo:
-Fácil era inferirlo por el título popular de "pintor de los ángeles" que daban al dominico.
-Es posible. Pero advierta usted que la creencia en los ángeles es común a todos los pue-blos: hecho singular, puesto que no se trata de seres vinculados a ningún interés capital, como la vida y la muerte, la bienaventuranza o la sal-vación, sino puramente de entidades de belleza. Por lo demás...
-¿Por lo demás, qué? -interrumpí con des-cortesía, bajo el incontenible sobresalto de una inminencia fatal.
-Yo he visto un ángel, señor, y asistí a su sacrificio.
Fue así, claro, sencillo, sin un ademán, sin un gesto, sin una frase.
En el silencio de la noche pareció que se acer-caba la eternidad...
Pero aquí, para evitar la monotonía de un re-lato en primera persona, contaré a usanza co-rriente lo que el protagonista de la historia me refirió:






Obras de Lugones:

Poesía

  • Delectación Morosa
  • Los crepúsculos del jardín (1905)
  • Lunario sentimental (1909)
  • Odas seculares (1910)
  • El libro fiel (1912)
  • El libro de los paisajes (1917)
  • Las horas doradas (1922)
  • Poemas solariegos, (1927)
  • Romances del Río Seco, (1938)
  • Cancionero de Aglaura, póstumo.
  • La Blanca Soledad

Narrativa

Novela

  • El Ángel de la Sombra, 1926 (fue la unica novela escrita por Lugones, en la que narra su relacion oculta)
Fuentes consultadas:
V. Leguizamón, Julio A: Historia de la literatura hispanoamericana, Buenos Aires, 1945.
Torre Guillermo de: La aventura y el Orden. Buenos Aires, 1943.
Wikipedia.


NOTICIA DE LA SEMANA:

Cuba recupera la figura de Cabrera Infante

 
 

Fotografía del año 2002 del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante.
Fotografía del año 2002 del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante.
EDUARDO ABAD / EFE

THE ASSOCIATED PRESS

Tras décadas de ausencia de la comunidad intelectual cubana en la isla, el fallecido narrador Guillermo Cabrera Infante, un exiliado y fuerte opositor a la revolución cubana, volvió gracias a un ensayo sobre su obra publicado por una organización de escritores con vínculos oficiales.
"No es un alegato ni a favor ni en contra" de Cabrera Infante, dijo Elizabeth Mirabal, quien junto a Carlos Velazco presentó el jueves "Sobre los Pasos del Cronista", que indaga en la vida del escritor hasta 1965, cuando se marchó de Cuba.
Cabrera Infante formó parte del llamado "boom" de la literatura latinoamericana de mediados del siglo XX y dos de sus novelas son consideradas clásicas: "Tres tristes tigres" (1965) y "La Habana para un infante difunto" (1979). El escritor también publicó varios volúmenes de cuentos, crónicas y crítica cinematográficas, entre otros.
El libro de Mirabal y Velazco recibió el premio de ensayo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), que agrupa a lo más selecto de los creadores isleños y tiene vínculos con el gobierno, el cual fue blanco de las críticas más duras de Cabrera Infante en su vida.
"Sobre los pasos..." hace un recorrido por la juventud del escritor, sus inicios en la literatura y su trabajo a favor de la revolución, con la que luego rompería.
La contratapa del ensayo (cuya primera edición constó de 1.500 ejemplares) señala la importancia de "rescatar un nombre, el de uno de los más grandes escritores de la literatura nacional".
"Recuperar memoria es un acto de justicia para con la persona y su acción, un ejercicio de salud que mejora nuestra compresión del pasado", agrega el texto.
Durante la presentación estuvieron presentes algunos de los amigos y colegas de Cabrera Infante en su etapa habanera, al igual que el escritor Antón Arrufat, que durante años fue marginado pero que no abandonó la isla; y su primera esposa, Martha Calvo.
Los veinteañeros Mirabal y Velazco son egresados recientes de la carrera de periodismo de la Universidad de La Habana e hicieron su tesis sobre Cabrera Infante.
Nacido en 1929, Cabrera Infante falleció en el exilio en 2005.
Cuando se supo de su deceso no hubo comentarios por parte de las autoridades de la isla o sus dirigentes del sector cultural. El sitio de internet de Casa de las Américas, ligado al gobierno, dio a conocer la noticia lamentando "la obsesión fanática en que se convirtió su posición política contra la Revolución cubana", que incluso llevó "a prohibir la publicación de su obra" en la isla.


Read more: http://www.elnuevoherald.com/2011/08/18/1006569/cuba-recupera-la-figura-de-cabrera.html#ixzz1VTifV0Tg

viernes, 12 de agosto de 2011

DOKTOR FAUSTUS DE THOMAS MANN: ¿FAMA JUSTA O INJUSTA?

EL DOKTOR FAUSTUS DE THOMAS MANN: ¿FAMA JUSTA O INJUSTA?



Cuando ingresé a la Universidad de Costa Rica en 1973, escuché decir a un profesor de Filosofía – sardónicamente- que el Doktor Faustus era una obra para pocos lectores.
Lo confieso: aquella afirmación hirió mi ego profundamente porque para aquella época estaba tanteando mis primeras escritos en prosa y yo me consideraba un lector capaz de leer una novela superior a las 500 páginas sin ningún esfuerzo intelectual. ¡Pero, qué equivocado estaba con el Doktor Faustus! En un primer intento: ¡fracasé! En un segundo intento: ¡de nuevo fracasé! En un tercer intento: ¡también fracasé! Imposible – me dije- esta novela es indeglutible. Pero, cada vez que recordaba al profesor de Filosofía comentando que el Doktor Faustus no era para todos los lectores – lo confieso- me sentía como un analfabeta.
Pasaron muchos años y la novela no la volví a ver en mi pequeña biblioteca, la escondía detrás de unos libros para no verla, para olvidarme del “cuerpo del delito”.
Otro asunto que me hacía llevar aquel pecado “literario” es que hasta el momento no conozco a muchas personas que puedan decir que han leído el Doktor Faustus. Que al final es un consuelo bastante tonto. Pero... ¡me leí la novela! Y sí, es cierto, la novela no es para muchos lectores... ahora, el problema no es de los lectores, sino de Mann que es un novelista demasiado denso, pesado, cadencioso, moroso, lleno de disgresiones que van desde Filosofía, Música, Política, Historia, etc. Sí le admiro –   la traducción que leí se considera la mejor hasta el momento en castellano, que es de Eugenio Xamar- lo bien escrita que está. Es formalmente impecable sin embargo, la novela es monótona, gris, le falta hondura psicológica, tensión narrativa. Al discurso narrativo le falta emoción y las escenas cuando se habla de música son infinitamente reiterativas a lo largo de la novela. Más que una novela el Doktor Faustus es un enorme ensayo sobre la música y el binomio indisoluble entre el Arte y la enfermedad según Thomas Mann.
¡Sin embargo, los lectores tienen la última palabra... a lo mejor el equivocado sea yo... ojalá que esto último sea lo verdadero!
J.Méndez Limbrick.

A continuación les transcribo uno de los mejores comentarios al Doktor Faustus que pude encontrar en Internet:



Luz en el abismo: el Doktor Faustus de Thomas Mann
Ni principio ni fin
Por: Luis Castellví Laukamp

Imaginemos, en una
biblioteca oriental, una lámina
pintada hace muchos siglos (...)
Declina el día, se fatiga la luz y a
medida que nos internamos en el
grabado, comprendemos que no
hay cosa en la tierra que no esté
ahí. Lo que fue, lo que es y lo que
será (...), todo ello nos espera en
algún lugar de ese laberinto
tranquilo...
Nueve ensayos dantescos,
Jorge Luis Borges


En el camino hacia la novela total hay hitos como Tolstoi, Joyce y Proust, gigantes de la literatura cuya creatividad les llevó a concebir obras descomunales, inabarcables y autosuficientes. Sus novelas están “(...) en la línea de esas creaciones demencialmente ambiciosas que compiten con la realidad real de igual a igual, enfrentándole una imagen de una vitalidad, vastedad y complejidad  cualitativamente equivalentes”. Son ficciones que ponen en práctica “(...) el utópico designio de
todo suplantador de Dios: describir una realidad total, enfrentar a la realidad una imagen que es su expresión y negación”. (Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez:
Historia de un deicidio).

Thomas Mann fue uno de los escritores más destacados en la búsqueda de la novela total. Su difusión entre el gran público se debe en parte al Premio Nobel de Literatura que ganó en 1929 y en parte a la adaptación que de su espléndida novela corta Muerte en Venecia hizo Visconti en 1971. Es autor también de varias novelasmamut, como cariñosamente llamaba Roberto Bolaño
a su 2666 y por extensión a toda obra con ambición de totalidad. Algunas de ellas son tan célebres como Los Buddenbrok y La montaña mágica, clásicos indiscutibles de la literatura contemporánea.
Menos conocido es su Doktor Faustus, novela que empezó a escribir en mayo de 1943, durante su exilio americano, y terminó en enero de 1947, tras tres años y ocho meses de arduo trabajo. Es la gran obra de la vejez de Thomas Mann, quien solía llamarla “mi Parsifal”, en alusión a la última ópera de Wagner. En ella trata el tema sobre el que ya había escrito su hijo Klaus en
Mephisto, publicada en 1936: la venta del alma al Diablo como metáfora de los alemanes cómplices del nazismo.
Klaus Mann vivió siempre a la sombra de su padre y se suicidó en 1949.

¿Mann o Kafka?
Dos visiones opuestas del mundo. Con el poder de sus obras, Goethe detiene
probablemente la evolución del idioma alemán. Aunque en el intervalo la prosa se ha apartado
de él a menudo, a la larga, como ocurre precisamente ahora, se regresa a él con
renovada nostalgia (...).
Diarios (1910-1913), Franz Kafka

Hay pocos estilos tan diferentes como los de Mann y Kafka, dos genios de las letras alemanas contemporáneas. Kafka es un escritor rompedor, vanguardista, cuya técnica literaria participa de las características del expresionismo y el surrealismo. En Kafka se mezclan fantasía y realidad, marcos espaciales y temporales imprecisos, juegos complejos de ambigüedades y contradicciones.
Su desasosegadora y simbólica narrativa, a pesar de no ser muy extensa y estar abocada al fragmentarismo, ha sido una de las más influyentes de la Literatura Universal.
Una difícil obra de arte, al igual que una batalla, un naufragio
u otro peligro mortal, acerca a Dios, al hacer que sea elevada
piadosamente la vista en busca de una esperanza de bendición, ayuda
y gracia, provocando un estado de ánimo religioso.
Los orígenes del Doctor Faustus. La novela de una novela, Thomas Mann
Literatura universal.

Por el contrario, Thomas Mann, autor de un opus monumental, escribe como un autor del siglo XIX.
Doktor Faustus narra con ortodoxia decimonónica el auge y caída de un genio de la música: el compositor Adrián Leverkühn. El narrador Zeitblom, su mejor
amigo, empieza a escribir la historia de este extraordinario personaje en mayo de 1943, dos años después de su muerte. La inserción de este biógrafo facilitó el necesario
distanciamento y ofreció a Mann “(...) la posibilidad de hacer que el relato pasase por una doble esfera de tiempo, de ensamblar polifónicamente las vivencias
que sacudían al escritor mientras escribía con aquéllas de las que él informaba” (Thomas Mann, Los orígenes del Doctor Faustus).
El estilo de Mann es pedante y espesamente literario. En Doktor Faustus abundan las frases largas y complejas, así como los
capítulos en los que no ocurre estrictamente
nada. Los personajes gustan
de discutir largo y tendido sobre teología
y filosofía. El narrador introduce
todo tipo de digresiones sobre música,
filología, arte, historia, pedagogía,
política y literatura. Es capaz de escribir
siete páginas sobre por qué Beethoven
no añadió un tercer tiempo a la sonata
para piano op. 111, fundamental en el desarrollo artístico de Leverkühn. Su ambición de totalidad, de que nada que haya podido afectar al genio quede fuera de
su biografía, le lleva a escribir con detalle sobre todo lo divino y lo humano.
En consecuencia, el libro es, de entrada, más difícil de digerir que los breves relatos y novelas inacabadas de Kafka. Doktor Faustus requiere tanto esfuerzo, disciplina
y constancia como, por ejemplo, En busca del tiempo perdido. Quien acaba alguna de las grandes novelas de Mann suele sentirse como si se hubiera enfrentado a una dura
prueba. No obstante, es un escritor que ofrece mucho a quien se adentra en sus obras. Doktor Faustus es una novela imprescindible para entender la historia alemana
del pasado siglo. El espíritu que siempre niega
Lo que está repartido entre la humanidad entera, quiero experimentarlo en lo íntimo de mi ser,
quiero abarcar con mi espíritu lo más alto y lo más bajo, acumular en mi pecho el bien y el mal de ella, extendiendo así mi propio ser al suyo,
y como ella misma, estrellarme yo también al fin. Fausto, Johann Wolfgang von Goethe.
El Fausto de Goethe es el drama germánico por excelencia, uno de los pilares de las letras alemanas escrito por su más polifacético y prolífico autor. Es una obra
que, del mismo modo que el Quijote en España o Hamlet en Inglaterra, todo el mundo tiene presente aunque no la haya leído. De hecho, aún es posible encontrar
en Alemania a personas que saben de memoria
algunos de los Lieder de Gretchen, la amada de
Fausto. Sin embargo, no deja de ser curioso que
un país con una literatura tan rica haya escogido
como clásico fundacional un drama que no es
sino un espléndido desastre, especialmente en su
grotesca segunda parte, escandaloso crimen estético.
Thomas Mann es el principal heredero de
Goethe en el siglo XX. Muchos de sus libros se
inspiran en las obras de este autor clave de la literatura alemana. Doktor Faustus
no es una excepción. Como su nombre indica, la novela es la versión contemporánea del Fausto de Goethe. Hay un conocido aforismo del genio de Weimar que
dice así: “Sólo apropiándonos de las riquezas de los demás conseguimos crear algo grande”. Nada más cierto en el caso de Thomas Mann.
En los primeros capítulos de la novela, el narrador Zeitblom relata la infancia y adolescencia de Adrián Leverkühn, quien ya desde pequeño muestra poseer
una inteligencia excepcional. Su primer maestro, el brillante pianista y compositor Wendell Kretzschmar, proporciona a su prometedor alumno una “educación
de príncipe” utilizando un método pedagógico adaptado a sus enormes aptitudes. Durante sus primeros años como estudiante, Leverkühn se introduce en el fascinante
mundo de la música; dedica a la lectura horas de la noche, estableciendo un primer contacto con la
Weltliteratur; estudia importantes obras de filosofía y teología que comenta con su maestro y sus amigos. Recibe, en definitiva, una esmerada formación en la que se le
inculcan los principios del trabajo, el esfuerzo y la disciplina, esenciales para todo artista.
En la Facultad de Teología, donde el protagonista comienza su educación universitaria, el narrador
percibe el abismo del destino entre la existencia de Leverkühn y la de sus compañeros: “la diferencia entre la medianía, aun la favorecida con los mejores dones, destinada
a adaptarse a la vida burguesa una vez pasadas las vagas inquietudes de la juventud”, y la marcada individualidad de su amigo, cuya vida sólo podrá cobrar
sentido y densidad si se dedica por entero a su arte.
En efecto, Levrkühn no tardará en darse cuenta de
que la teología no es su vocación. Descubre, parafraseando a Vargas Llosa en Cartas a un joven novelista, que sólo ejercitando su verdadera vocación –es decir, estudiando
y componiendo música- se sentirá realizado, de acuerdo consigo mismo, volcando lo mejor que posee, sin la miserable sensación de estar desperdiciando su
vida. Por eso abandona el estudio de la teología para consagrarse a la música.
Leverkühn progresa rápidamente y empieza a componer sus primeras obras. Se trata de piezas que, si bien poseen una rara perfección formal, no le satisfacen en
absoluto. El compositor peca de soberbia y de excesiva ambición. Es entonces cuando tiene lugar la aparición del Diablo. A Leverkühn le sorprende un frío helador.
Tirita, duda de sus sentidos. Ingenioso y convincente, el Diablo le ofrece veinticuatro años de tiempo genial, tiempo fecundo, tiempo sometido a una “(...) inspiración
de pleno placer, verdaderamente transportada por la fe y libre de dudas, una inspiración que no dé margen para elegir, para corregir, para manipular, en la que
todo sea dictado por el espíritu”. Es un don que “(...) no puede dar Dios, que tanto campo libre deja a la razón, y sí sólo el Diablo, gran Señor del entusiasmo”.
A cambio de tan fértil talento, el Diablo no sólo le pide su alma, como es tradicional (“Vacío el reloj de arena, mi hora habrá sonado”). En una época tan descreída
y groseramente laicista como la nuestra perder el alma no asusta ya a casi nadie. Por eso le impone la
siguiente cláusula: deberá renunciar no sólo a todo lo celestial, sino también a todo lo terrenal (“Tu vida ha de ser fría”). En otras palabras, para componer su obra,
Leverkühn deberá distanciarse del mundo, buscar refugio únicamente en la creación, sin que le esté permitido amar.
La más alemana de todas las artes Music has come to represent one of Germany’s most
important contributions to Western culture, impressing the rest of the world with a reputation for superior achievement and serving as a source of national
pride, especially in times of low morale and insecurity. Most German of the Arts, Pamela M. Potter
“He hecho un descubrimiento gracias al cual la supremacía de la música alemana está asegurada para los próximos cien años” le dijo Schoenberg a un discípulo
poco después de desarrollar la técnica de composición dodecafónica. Su afirmación refleja el orgullo de Alemania por su incomparable tradición musical, orgullo
compartido por Mann, quien sentía un gran interés por la música clásica. De hecho, tan grande era su interés por el estilo musical dodecafónico que decidió,
tras estudiarlo en profundidad con la ayuda del filósofo y musicólogo alemán Theodor Adorno, también exiliado en América, transferir la técnica de Schoenberg
al protagonista de su novela. Mann seguía las noticias del frente horrorizado
por la violencia que causaba y sufría Alemania. Del mismo modo que el narrador Zeitblom, deseaba “(...) la derrota sin vacilaciones, pero con constantes remordimientos
de conciencia”. Esta escisión le causaba un continuo sufrimiento. No es casual que en esa época
de dolor e inseguridad escogiese como protagonista de Doktor Faustus a un compositor, heredero de la gran tradición musical alemana, para realizar su crítica de la
ambición nazi de dominación mundial. Volviendo a la ficción, el Diablo respeta el pacto y
su inspiración, unida a la dedicación absoluta del artista, permite a Leverkühn elevarse y componer obras ante las que experimenta un terror sagrado. Las descripciones
de su música son algunos de los pasajes más extraordinarios y perturbadores de la novela. Muchos
de estos pasajes fueron revisados y reescritos por Adorno, quien empezó como mero consejero de Mann en cuestiones musicales pero fue convirtiéndose en su Mefistófeles
instigador a medida que la escritura de la novela avanzaba.
Leverkühn compone una obra rica y variada que abarca géneros tan distintos como la música de cámara, las cantatas, los conciertos para orquesta y las sonatas
para diversos instrumentos. Entre su vasta producción
destaca a dos singulares obras maestras, marcadas
en su temática por la impronta del Diablo. La primera es la grandiosa composición coral Apocalipsis
cum figuris, homenaje a los grabados apocalípticos de Durero de los que en un principio Mann se
quiso servir como base para el oratorio. Sin embargo, Adorno le persuadió de que tenía que ampliar el ámbito de la obra, de manera que el Apocalipsis cum figuris se
acabó convirtiendo en un resumen de toda la cultura apocalíptica, un “compendio (...) de todas las anunciaciones finales”, un gran fresco sonoro de la marcha
final hacia el Infierno en el que se aprecian influencias tanto de la antigüedad y el cristianismo primitivo como de la Capilla Sixtina, incluyendo a autores como
Jeremías, Ezequiel, San Juan y Dante. Muchos años después, tras serle arrebatada la única
persona a la que ha amado, Leverkühn compone su última obra maestra, de estilo aún más descarnado y sombrío. Se trata de Lamento del Doktor Faustus, una
cantata sinfónica que gira en torno al Diablo, la perdición y la caída en las tinieblas. Si la Novena Sinfonía de Beethoven es un radiante camino que conduce al
himno a la alegría, la obra de Leverkühn es su negativo, el “recorrido en sentido opuesto”, un “himno a la tristeza”. Todas sus notas, desde la primera hasta
la última, no contienen otro consuelo que el de “(...) poder dar expresión sonora al dolor”. Como escribió Mann en Los orígenes del Doctor Faustus, donde explica
cómo concibió la novela: “La vida es penalidad y sólo mientras sufrimos, vivimos”. El dolor es el leitmotiv de todas las composiciones de Leverkühn. Su música refleja
el sufrimiento del siglo XX. La transmutación de los metales
¡Oh, Alemania, pálida madre! ¿Qué han hecho tus hijos de ti
para que, entre todos los pueblos, provoques la risa o el espanto?
Alemania, Bertolt Brecht Transcurridos los años en los que el Infierno le ha
sido propicio, Leverkühn sufre un colapso físico y mental del que resurge doce horas después “(...) como un extraño a su propio ser, como la cáscara, consumida por el
fuego, de su personalidad, sin tener ya nada que ver con el hombre que se había llamado Adrián Leverkühn”. Su  triste fin, consumido por una dolencia mental, recuerda
al de un autor que, sin bien no se cita en el libro, tuvo una influencia decisiva en Mann y en su Doktor Faustus: Friedrich Nietzsche.
A lo largo de toda la novela se establece un paralelismo simbólico entre la creatividad patológica del
compositor y la ebriedad de poder e injusticia de la Alemania nazi. En este sentido, Doktor Faustus puede leerse como una alegoría de la historia alemana del siglo XX.
Ehrard Bahr explica en su Weimar on the Pacific, un interesante ensayo sobre los exiliados alemanes en California, cómo los eventos más importantes en la vida de Leverkühn
coinciden con momentos críticos de la historia alemana: el pacto con el Diablo se produce poco antes
del inicio de la Primera Guerra Mundial; su dolencia mental en 1930, cuando el Partido Nazi se prepara para tomar el poder.
Sin embargo, la novela se entiende mejor dialécticamente, contrastando la figura del genio creador con el trasfondo de devastación de su época. El legado del
nazismo fue un rastro de destrucción total. Nada o muy poco de lo creado por esta doctrina totalitaria ha perdurado. Por el contrario, el pacto de Leverkühn con el
Diablo le permite componer la más importante obra musical de su tiempo, un inagotable tesoro no sólo para los habitantes del mundo de Doktor Faustus, sino también
para nosotros, lectores de este prodigio, el testamento literario de Thomas Mann, su último ensayo de novela total.
Luis Castellví Laukamp
Licenciado en Derecho por la
Universidad de Barcelona
Actualmente trabaja en
Clifford Chance
RESEÑAFRESH
FRESHPOLITIK • MAYO 2009 4

viernes, 5 de agosto de 2011

RÓMULO GALLEGOS: MÁS QUE DOÑA BÁRBARA.

RÓMULO GALLEGOS: ORGULLO LATINOAMERICANO.


Novelista. Comparte en la actualidad la fama universal justa y merecida. Su obra posee una exorbitante número de traducciones a distintas lenguas y las tiradas de cientos de miles de ejemplares.
Gallegos nació en  1884 y murió el 05 de abril de 1969 en Caracas Venezuela. De joven fue profesor de Ciencias en varios colegios de segunda enseñanza de su ciudad natal, y más tarde en el Liceo. Durante la dictadura gomecista estuvo exiliado en varios estados sudamericanos y europeos. Al morir el dictador, regresó a su  patria siendo ministro de Educación Nacional en 1936. Fue diputado del Congreso Nacional por el distrito Federal. Presidente del Consejo Municipal de la ciudad de Caracas. Desde su juventud cultivó el género de la novela. En 1926, apenas publicada en España su famosa novela "Doña Bárbara", fue premiada por la "Asociación del Mejor Libro del Mes. El jurado estuvo formado en aquel momento por los escritores Miró Salaverría, Pérez de Ayala, Gómez de Baquero y Díez Canedo.
En Rómulo Gallegos se reúnen todas las  calidades del buen novelista: imaginación viva (algo que en la actualidad ha decaído considerablemente en Latinoamérica), fuerza creadora de personajes (igualmente considero que hoy por hoy este elemento indispensable en el buen narrador ha quedado desplazado por meras descripciones y anécdotas en muchas novelas),  pintura realista y brillante del ambiente, emoción narrativa, estilo natural.
La primera novela de Gallegos fue "Reinaldo Solar" escrita en 1921, que le consagró en su país Venezuela. "Gallegos ha llegado a un tal grado de maestría, que entre sus obras hay campo para la preferencia, pero  no para regatearle la más escindida admiración".
El ambiente tropical, con sus pasiones bárbaras, su clima angustioso, sus peligros infinitos, sus maleficios y brujerías ha ido pintando una novelística personalísima. Quizás sus otros pares literarios son: José Eustasio Rivera y Horacio Quiroga.
Gallegos dominó el castellano - y como debe ser para todo verdadero escritor- más puro al que le añadió con precisión vocablos localistas imprescindibles algunos de los cuáles han sido aceptados por la Real Academia Española de la Lengua. Gallegos en verdad es un maestro consumado del dificilísimo género de la novela.

Obra:  Los aventureros, El milagro del año, Canaima, Cantaclaro, Pobre negro, Sobre la misma Tierra, El forastero y su ya célebre Doña Bárbara.

Fuentes: 
V. Angarita Arvello, R: Historia y crítica de la novela venezolana, Berlín, 1938.
Leguizamón, Julio:  Historia de la Literatura hispanoamericana, Buenos Aires, 1945.
Picón Salas, M: Formación y proceso de la literatura venezolana, Caracas, 1941.
Sánchez, Luis A: América, la novela sin novelistas.
Sainz de Robles, F.C. Estudio en Obras escogidas, de R.G. Madrid, Aguilar, 1951.

PREMIO RÓMULO GALLEGOS.

Premio Rómulo Gallegos

fuente : De Wikipedia, la enciclopedia libre

Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos
ReconocimientoA la narrativa en lengua castellana
PaísBandera de Venezuela Venezuela
Primera entrega1967, creado en 1964
Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) Sitio oficial

Busto de Rómulo Gallegos en el Celarg.
El Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos fue creado en honor al novelista y político venezolano de ese nombre el 6 de agosto de 1964 mediante un decreto promulgado por el entonces Presidente de Venezuela, Raúl Leoni. En un principio su objetivo era premiar novelas latinoamericanas, pero a partir de la década de 1990 se expandió a todo el ámbito hispanohablante. El primer autor no americano en recibir el premio fue Javier Marías.
Desde un principio se convirtió en uno de los premios más importantes en el ámbito de la narrativa en lengua castellana, en plena coincidencia con el boom latinoamericano, a tal grado que los primeros tres ganadores, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, eran parte de dicho movimiento.
Se lo considera uno de los premios más importantes para la narrativa castellana y es considerado por muchos el premio literario más importante de Hispanoamérica. Es otorgado por el gobierno de Venezuela por medio del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos.

Contenido


Mario Vargas Llosa, Premio Rómulo Gallegos 1967, Premio Nobel de Literatura 2010

Gabriel García Márquez, Premio Rómulo Gallegos 1972, Premio Nobel de Literatura 1982

Carlos Fuentes, Premio Rómulo Gallegos 1977, Premio Miguel de Cervantes 1987
El 1 de agosto de 1964 el presidente de Venezuela Raúl Leoni publicó su decreto Nº 83, con el que se establecía el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos con la finalidad de "perpetuar y honrar la obra de un eminente novelista y estimular la actividad creadora de los escritores de habla castellana". Tres años después, en 1967, se publicó la primera convocatoria. Participaron diecisiete novelas sometidas a trece críticos de toda América Latina, quienes nombraron ganadora la novela La casa verde de Mario Vargas Llosa. En un principio el premio se otorgaba cada cinco años.
A partir de 1987 se estableció que el galardón sería bienal, de acuerdo con el decreto Nº 1271 (17 de septiembre de 1986) del presidente Jaime Lusinchi. En 1995 el premio se extendió a todo el conjunto de países hispanohablantes y ese mismo año fue galardonado el escritor español Javier Marías.
En los últimos años, la cantidad de novelas participantes ha sido abrumadora (en 2003 concursaron 246 novelas y en 2005 208), pero ha comenzado a levantarse una polémica internacional alrededor de la supervivencia y los objetivos del premio. En 2003 corrían rumores sobre su desaparición. En 2005, el crítico y editor de la casa francesa Gallimard, Gustavo Guerrero, denunció en el diario español El País (15 de julio de 2005) la elección de un jurado procastrista y prochavista que favoreció a un escritor, Isaac Rosa, que apoyaba al régimen cubano, aunque califica su novela, El vano ayer, de "brillante".

 Proceso de selección

Después de 40 años, la convocatoria, la participación de los críticos y el proceso de su selección por parte del gobierno venezolano, han cambiado en varias ocasiones. Si en la I Edición el jurado estuvo conformado por trece críticos de trece países americanos distintos, en la más reciente estuvo formado sólo por cinco críticos de cuatro países (Venezuela, Cuba, Chile y Ecuador). A partir de la II Edición y, con la única excepción de la XIV (2005), el escritor de la última novela ganadora ha sido parte del jurado.
Pueden participar novelas publicadas en los dos años anteriores a la aparición de la convocatoria, escritas en castellano, por autores de cualquier nacionalidad. El ganador es decidido por mayoría de votos del jurado y el premio no puede ser decretado desierto. El galardón ha cambiado a lo largo de su historia y, en la más reciente edición, consistió en una medalla de oro, un diploma y un premio en efectivo de 100.000 euros. La ceremonia de entrega se realiza siempre el 2 de agosto, día del nacimiento de Rómulo Gallegos.

 Obras galardonadas

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LOS PLACERES DE LA LITERATURA LATINA PIERRE GRIMAL FRAGMENTO

 CAPÍTULO I La primera poesía La literatura latina comenzó con la poesía, que debutó al mismo tiempo que la epopeya y el teatro. Hay múltipl...

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